2-ALCAZAR DE SAN JUAN (QASR ATIYYA)
Alcázar de San Juan, en árabe Qasr Atiyya era un Iqlim de la Cora de Tulaytula (Toledo) y limitaba con la Cora de Yayyan (Jáen) y con el extremo oriental de la Cora de Tudmir (Murcia).
Sus orígenes son tan remotos que desde la Prehistoria se han encontrado en su término municipal hachas pulimentadas, puntas de flecha y restos de cerámica procedentes de algunos asentamientos celtibéricos. Según algunos testimonios encontrados se la identifica con Alces, ciudad prerromana de origen celtíbero que fue conquistada por el Pretor romano Sempronio Graco en el año 179 a. C que fue mencionado por Tito Livio en su obra “Anales para formar parte del Itinerario Antonino” del siglo III d. C.
También se identifica con el nombre de Murum. Otros historiadores manifiestan que Alces pudo ser la ciudad toledana de Ocaña (latinizada Alcanea) o la conquense Tresjuncos. Era una ciudad muy bien comunicada con la calzada romana que partía de Emérita Augusta (Mérida) y continuaba a Caesar Augusta (Zaragoza) a través de Toletum (Toledo), lugar bien localizado para comercial y donde los romanos se asentaron para fundar un poblamiento, testimoniado por los restos de mosaicos encontrados en el año 1953 y conservados y expuestos en el museo municipal. Algunos historiadores como Julián San Valero Aparisi los fecha entre finales del siglo II d. C y principios del siglo III d. C y otros como Carmen García Bueno los desplaza al siglo IV d. C usando criterios numismáticos y en base a la tipología de la cerámica encontrada.
Por los restos arqueológicos encontrados se supone que Alcázar de San Juan fue importante centro de romanización.
Tras la invasión de los bárbaros en el 476d. C, apenas se han encontrado restos arqueológicos de este periodo aunque legaron un importante monumento religioso, que fue la Iglesia de Santa María La Mayor.
Con la llegada de los árabes en el 711 d. C, convirtieron este lugar en un importante centro defensivo construyendo un Ribat o Fortaleza a la que llamaron en lengua árabe “Al-Kasar”cuyo significado era “Palacio fortificado” dando el nombre a la población. Otras crónicas manifiestan que hubo otra ciudad musulmana en el paraje de Piedrola.
Tras la venida de los almorávides, estos vencieron a los cristianos en la batalla del Alarcos en 1195 pero al fin el Papa convocó una Cruzada y con el apoyo del reino de Navarra, Aragón, Portugal y con las Ordenes Militares Alfonso VIII obtuvo la victoria de Las Navas de Tolosa (1212) que supuso la cristianización de la comarca aunque persistió una importante población judía y morisca.
Los reyes castellanos a partir entonces favorecieron la repoblación a través de las franquicias y privilegios cambiando el estado de las cosas.
Sería Sancho IV El Bravo quien en el siglo XIII autorizó al Comendador de Consuegra para que fijen los términos municipales de Alcázar en las tierras de la Orden de San Juan aunque ya el gran Comendador había empezado el reconstruirlo. Con la Carta Puebla otorgada por el rey Sancho IV cuyo testimonio es el pergamino más antiguo que se conserva en el Museo Municipal de la población, se convierte en Villa, adquiere Escudo propio y queda definitivamente delimitada su término municipal lindando con las tierras de la Orden de Santiago y de Calatrava. Desde aquel momento se conoció la villa como “Alcázar de Consuegra” o bien “Alcázar de San Juan” esto último por la Orden Militar que la protegía.
El origen de esta Orden Militar se remonta a la Orden Militar de los Hospitalarios de San Juan que entró en el reino Castillo cuando fue expulsada de la isla de Malta y se estableció en 1189 en La Mancha formando parte del Gran Priorato de Castilla y León en el siglo XIII y construye un edificio, el más característico de la villa, El Torreón del Gran Prior, luego Torreón de D. Juan de Austria.
En el siglo XVI supuso una etapa de esplendor de la villa y en 1530 contaba con una población de 18.400 habitantes donde vivían ilustres cortesanos y ricos hombres y así la familia Cervantes, Valdivieso y Díaz Morante son ejemplos a citar así como los célebres pintores como Barroso y Sánchez Cotan; los evangelizadores de las Indias Juan Cobo y Diego Torres Rubio que se desplazaron hacia Oriente y a Occidente aprendiendo la lengua china y las quechua.
En el año 1532 D. Diego de Toledo ordenaría la construcción del Convento de San Francisco de Asís, de estilo gótico. En este convento se fundó la Universidad de Alcázar con las cátedras de Medicina, Teología, Historia sagrada y Filosofía, ampliada posteriormente en el siglo XVII con Gramática y Artes.
Durante el reinado de Carlos I se dividió la Orden de San Juan en dos grandes prioratos, el de Castilla con la sede en Consuegra y el de León con sede en Alcázar siendo el primer Prior de este último D. Antonio Zúñiga y el primero del de Castilla D. Diego de Toledo.
El prior de León no residía en Alcázar sino en la Corte y para los asuntos de Alcázar era representado por un caballero de la Orden de San Juan con el título de Gobernador y Justicia Mayor a los que se les agregaba el de “Lugarteniente del Gran Prior”.
Durante esta etapa se funda en Alcázar la famosa fábrica de pólvora, la más importante del reino y que llegó a tener una plantilla de 500 hombres. También el pontífice convierte la Iglesia de Santa María La Mayor en Colegiata y se crea en ella el Cabildo de San Pedro y San Pablo. En 1546 se levanta para atender la Ermita de la Inmaculada un convento de monjas Clarisas que vienen de Toledo, el Convento de Santa Clara, que inventaron en su faceta culinaria las famosas “tortas de Alcázar”.
El 1604 DªMaría de Pedroche donaría una casa solariega para fundar un convento nuevo para las Clarisas porque quedó pequeño el anterior y el convento nuevo se llamaría el de San José.
En 1603 le fue encargado al arquitecto Juan de Herrera la construcción de una nueva Iglesia sobre la antigua parroquia de Santa Quiteria siendo la construcción nueva de estilo herreriano.
En 1619 se abren dos nuevas cátedras en la Universidad franciscana: Gramática y Artes.
El 1623 D. Diego de Toledo y Guzmán ordena construir un Corral de Comedias en la villa donde participa de gran esplendor cultural del Siglo de Oro español.
En 1625 es bendecida y consagrada el Convento de la Santísima Trinidad dedicado Nuestra Señora de Gracia, de estilo barroco y regentado por los padres Trinitarios.
En el período entre 1665 y 1670 estuvo desterrado en el Palacio de la Orden de San Juan por razones políticas, el Príncipe D. Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV y de la actriz María Calderón María Calderón “La Calderona”.
En el siglo XVIII la Orden Hospitalaria pierde su carácter religioso y se convierte en nobiliaria y se fomenta la agricultura construyéndose el Canal de Gran Prior y en 1742 se termina la Colegiata de Santa María, el Camarín de la Virgen del Rosario, edificio de planta cuadrada y de estilo barroco, cuya peculiaridad es que sus dependencias tienen un zócalo y en el suelo es usada la cerámica de Talavera.
Alcázar de San Juan, en árabe Qasr Atiyya era un Iqlim de la Cora de Tulaytula (Toledo) y limitaba con la Cora de Yayyan (Jáen) y con el extremo oriental de la Cora de Tudmir (Murcia).
Sus orígenes son tan remotos que desde la Prehistoria se han encontrado en su término municipal hachas pulimentadas, puntas de flecha y restos de cerámica procedentes de algunos asentamientos celtibéricos. Según algunos testimonios encontrados se la identifica con Alces, ciudad prerromana de origen celtíbero que fue conquistada por el Pretor romano Sempronio Graco en el año 179 a. C que fue mencionado por Tito Livio en su obra “Anales para formar parte del Itinerario Antonino” del siglo III d. C.
También se identifica con el nombre de Murum. Otros historiadores manifiestan que Alces pudo ser la ciudad toledana de Ocaña (latinizada Alcanea) o la conquense Tresjuncos. Era una ciudad muy bien comunicada con la calzada romana que partía de Emérita Augusta (Mérida) y continuaba a Caesar Augusta (Zaragoza) a través de Toletum (Toledo), lugar bien localizado para comercial y donde los romanos se asentaron para fundar un poblamiento, testimoniado por los restos de mosaicos encontrados en el año 1953 y conservados y expuestos en el museo municipal. Algunos historiadores como Julián San Valero Aparisi los fecha entre finales del siglo II d. C y principios del siglo III d. C y otros como Carmen García Bueno los desplaza al siglo IV d. C usando criterios numismáticos y en base a la tipología de la cerámica encontrada.
Por los restos arqueológicos encontrados se supone que Alcázar de San Juan fue importante centro de romanización.
Tras la invasión de los bárbaros en el 476d. C, apenas se han encontrado restos arqueológicos de este periodo aunque legaron un importante monumento religioso, que fue la Iglesia de Santa María La Mayor.
Con la llegada de los árabes en el 711 d. C, convirtieron este lugar en un importante centro defensivo construyendo un Ribat o Fortaleza a la que llamaron en lengua árabe “Al-Kasar”cuyo significado era “Palacio fortificado” dando el nombre a la población. Otras crónicas manifiestan que hubo otra ciudad musulmana en el paraje de Piedrola.
Tras la venida de los almorávides, estos vencieron a los cristianos en la batalla del Alarcos en 1195 pero al fin el Papa convocó una Cruzada y con el apoyo del reino de Navarra, Aragón, Portugal y con las Ordenes Militares Alfonso VIII obtuvo la victoria de Las Navas de Tolosa (1212) que supuso la cristianización de la comarca aunque persistió una importante población judía y morisca.
Los reyes castellanos a partir entonces favorecieron la repoblación a través de las franquicias y privilegios cambiando el estado de las cosas.
Sería Sancho IV El Bravo quien en el siglo XIII autorizó al Comendador de Consuegra para que fijen los términos municipales de Alcázar en las tierras de la Orden de San Juan aunque ya el gran Comendador había empezado el reconstruirlo. Con la Carta Puebla otorgada por el rey Sancho IV cuyo testimonio es el pergamino más antiguo que se conserva en el Museo Municipal de la población, se convierte en Villa, adquiere Escudo propio y queda definitivamente delimitada su término municipal lindando con las tierras de la Orden de Santiago y de Calatrava. Desde aquel momento se conoció la villa como “Alcázar de Consuegra” o bien “Alcázar de San Juan” esto último por la Orden Militar que la protegía.
El origen de esta Orden Militar se remonta a la Orden Militar de los Hospitalarios de San Juan que entró en el reino Castillo cuando fue expulsada de la isla de Malta y se estableció en 1189 en La Mancha formando parte del Gran Priorato de Castilla y León en el siglo XIII y construye un edificio, el más característico de la villa, El Torreón del Gran Prior, luego Torreón de D. Juan de Austria.
En el siglo XVI supuso una etapa de esplendor de la villa y en 1530 contaba con una población de 18.400 habitantes donde vivían ilustres cortesanos y ricos hombres y así la familia Cervantes, Valdivieso y Díaz Morante son ejemplos a citar así como los célebres pintores como Barroso y Sánchez Cotan; los evangelizadores de las Indias Juan Cobo y Diego Torres Rubio que se desplazaron hacia Oriente y a Occidente aprendiendo la lengua china y las quechua.
En el año 1532 D. Diego de Toledo ordenaría la construcción del Convento de San Francisco de Asís, de estilo gótico. En este convento se fundó la Universidad de Alcázar con las cátedras de Medicina, Teología, Historia sagrada y Filosofía, ampliada posteriormente en el siglo XVII con Gramática y Artes.
Durante el reinado de Carlos I se dividió la Orden de San Juan en dos grandes prioratos, el de Castilla con la sede en Consuegra y el de León con sede en Alcázar siendo el primer Prior de este último D. Antonio Zúñiga y el primero del de Castilla D. Diego de Toledo.
El prior de León no residía en Alcázar sino en la Corte y para los asuntos de Alcázar era representado por un caballero de la Orden de San Juan con el título de Gobernador y Justicia Mayor a los que se les agregaba el de “Lugarteniente del Gran Prior”.
Durante esta etapa se funda en Alcázar la famosa fábrica de pólvora, la más importante del reino y que llegó a tener una plantilla de 500 hombres. También el pontífice convierte la Iglesia de Santa María La Mayor en Colegiata y se crea en ella el Cabildo de San Pedro y San Pablo. En 1546 se levanta para atender la Ermita de la Inmaculada un convento de monjas Clarisas que vienen de Toledo, el Convento de Santa Clara, que inventaron en su faceta culinaria las famosas “tortas de Alcázar”.
El 1604 DªMaría de Pedroche donaría una casa solariega para fundar un convento nuevo para las Clarisas porque quedó pequeño el anterior y el convento nuevo se llamaría el de San José.
En 1603 le fue encargado al arquitecto Juan de Herrera la construcción de una nueva Iglesia sobre la antigua parroquia de Santa Quiteria siendo la construcción nueva de estilo herreriano.
En 1619 se abren dos nuevas cátedras en la Universidad franciscana: Gramática y Artes.
El 1623 D. Diego de Toledo y Guzmán ordena construir un Corral de Comedias en la villa donde participa de gran esplendor cultural del Siglo de Oro español.
En 1625 es bendecida y consagrada el Convento de la Santísima Trinidad dedicado Nuestra Señora de Gracia, de estilo barroco y regentado por los padres Trinitarios.
En el período entre 1665 y 1670 estuvo desterrado en el Palacio de la Orden de San Juan por razones políticas, el Príncipe D. Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV y de la actriz María Calderón María Calderón “La Calderona”.
En el siglo XVIII la Orden Hospitalaria pierde su carácter religioso y se convierte en nobiliaria y se fomenta la agricultura construyéndose el Canal de Gran Prior y en 1742 se termina la Colegiata de Santa María, el Camarín de la Virgen del Rosario, edificio de planta cuadrada y de estilo barroco, cuya peculiaridad es que sus dependencias tienen un zócalo y en el suelo es usada la cerámica de Talavera.