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Por medios casi rocambolescos, el libro “Poesías y un cuento” de Franciasca Benítez vuelve a obrar en mi poder.
¡Oh, mi añorada deuda de la poesía, que a este indigno le quepa el honor de divulgar a los jóvenes tus versos ansiosos de reverdecimiento! Perdón a sus descendientes por la libertad que me tomo de reproducir los maravillosos versos de su madre y abuela.
“DE ALDEA BELLOS RECUERDOS (págs. 56-59).
En un verso puro y limpio/de recuerdos y aóranzas/ quiero escribir de mi pueblo/ su valor y su templanza.
Era la tierra alegre/ el cielo claro y sereno, / como el sol en el ocaso/ como las flores de invierno.
Como una fuente parlante/ de acentos y rumores, /era un pueblo que latía/ en tonadas y canciones.
Yo he querido recordar/ el lejano ayer de los que se fueron, / de la aldea parda/ de nuestros abuelos.
Aquellas buenas gentes/ de monteras y corpiños, / regio almidón en sus pecheras/ más blancas que piel de armiño.
Hombres que labran la tierra/ fue su conducta sin tacha, / por el llano encantador/ de esta tierra de la Mancha.
Aquellos huertos sombríos/ con sus norias soñolientas, / y con los ojos tapados/ una pobre mula vieja.
Y el fresco rocío/ en líquidas perlas, / bañaban los campos/ bañaban las hierbas.
Por la cúspide soberbia/ de los lugares antiguos, / vi cambiada la estructura/ de nuestro pueblo querido.
Ya no lleva agua el arroyo/ que venía de la higuera, / y talaron los álamos/ que había en la ribera.
Una tarde gris de otoño/ de mi tierra campesina, / vi que volaban, volaban/ cigüeñas y golondrinas.
Tendían sus alas/ al viento dorado, / buscando otro clima/ se alejan volando.
En esta monotonía/ de la paz y del silencio, / son valores que tenemos/ dignos de poner en verso.
¡Y cómo se divertían/ en aquellos carnavales!, / con el tío Patacón/ y el hermano Adrián/ que era un guasón.
Y nuestros quintos/ haciendo burradas, / volcando los carros/ pintando las fachadas.
Y Josico el pardo/ que siempre sabía, / cuándo iba a llover/ o cuándo no llovía.
Lento, tranquilo y sereno/ hoy vuela mi pensamiento, / en este rompecabezas/ al vaivén de nuestro tiempo.
Y en la mañana de rosa/ de estas fiestas populares, / yo rezo por los que sufren/ a nuestra Vírgen del Valle.” (sic)
Ante tu arte me inclino, doña Francisca Benítez.
El jardinero de las nubes.
[GoogleBarVIP= 8].
¡Oh, mi añorada deuda de la poesía, que a este indigno le quepa el honor de divulgar a los jóvenes tus versos ansiosos de reverdecimiento! Perdón a sus descendientes por la libertad que me tomo de reproducir los maravillosos versos de su madre y abuela.
“DE ALDEA BELLOS RECUERDOS (págs. 56-59).
En un verso puro y limpio/de recuerdos y aóranzas/ quiero escribir de mi pueblo/ su valor y su templanza.
Era la tierra alegre/ el cielo claro y sereno, / como el sol en el ocaso/ como las flores de invierno.
Como una fuente parlante/ de acentos y rumores, /era un pueblo que latía/ en tonadas y canciones.
Yo he querido recordar/ el lejano ayer de los que se fueron, / de la aldea parda/ de nuestros abuelos.
Aquellas buenas gentes/ de monteras y corpiños, / regio almidón en sus pecheras/ más blancas que piel de armiño.
Hombres que labran la tierra/ fue su conducta sin tacha, / por el llano encantador/ de esta tierra de la Mancha.
Aquellos huertos sombríos/ con sus norias soñolientas, / y con los ojos tapados/ una pobre mula vieja.
Y el fresco rocío/ en líquidas perlas, / bañaban los campos/ bañaban las hierbas.
Por la cúspide soberbia/ de los lugares antiguos, / vi cambiada la estructura/ de nuestro pueblo querido.
Ya no lleva agua el arroyo/ que venía de la higuera, / y talaron los álamos/ que había en la ribera.
Una tarde gris de otoño/ de mi tierra campesina, / vi que volaban, volaban/ cigüeñas y golondrinas.
Tendían sus alas/ al viento dorado, / buscando otro clima/ se alejan volando.
En esta monotonía/ de la paz y del silencio, / son valores que tenemos/ dignos de poner en verso.
¡Y cómo se divertían/ en aquellos carnavales!, / con el tío Patacón/ y el hermano Adrián/ que era un guasón.
Y nuestros quintos/ haciendo burradas, / volcando los carros/ pintando las fachadas.
Y Josico el pardo/ que siempre sabía, / cuándo iba a llover/ o cuándo no llovía.
Lento, tranquilo y sereno/ hoy vuela mi pensamiento, / en este rompecabezas/ al vaivén de nuestro tiempo.
Y en la mañana de rosa/ de estas fiestas populares, / yo rezo por los que sufren/ a nuestra Vírgen del Valle.” (sic)
Ante tu arte me inclino, doña Francisca Benítez.
El jardinero de las nubes.
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