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ALDEA DEL REY: De acuerdo, señor, le pido perdón. Sólo le diré que...

De acuerdo, señor, le pido perdón.
Sólo le diré que se informe usted también mejor, pues no es la primera vez ni la segunda ni la tercera que he oído quejas de este tipo, y por parte de gentes por las que estoy dispuesto a poner la mano en el fuego.
Pero no voy a entrar en polémica. Aunque nunca me hayan gustado los chanchullos de la mili (que usted mismo confiesa), aunque sean bienintencionados, le pido perdón a usted y al caballero en cuestión si mi opinión (que no mi denuncia) les ha resultado ofensiva. Como dije, a mí ni me va ni me viene, y, tiene razón, no debí apresurarme a escribir esta opinión, cuando parece ser que no es cierta. Ahora no me queda más que considerar mentirosos a los muchos que se expresan en los mismos términos e incluso a mis propios oídos.
En fin, le reitero que no soy santo y me puedo equivocar, sobre todo si escribo y opino tanto. A lo que se ve, la conciencia me ha jugado una mala pasada. Considere, por tanto, mi escrito como un relato de ciencia ficción, y como tal me acojo a la máxima del escritor de que Ernest Hemingway colocaba al principio de sus libros:
"ésta es una historia de ficción; todo parecido con la realidad será considerado como mera coincidencia".
Doy por zanjado este tema.
El jardinero de las nubes.