Dadas las fechas en que nos encontramos, no resulta extraño que gran parte de los comentarios de este foro estén imbuidos de un marcado carácter electoral. Incluso en este aspecto parecen cargar las tintas contra mí, quedando como un invento y un acólito incondicional del PSOE.
Veamos, si bien mi moral cristiana me impide proferir palabras o expresiones groseras (Ef 4, 29), por una vez, y sin que sirva de precedente, me voy a saltar la regla. ¿Qué "puñetas" (al final lo he suavizado) me importan a mí el PSOE, el PP, la barba rala de Llamazares o el bigote de morsa de Labordeta? ¿Es que en este bendito país para tener opinión hay que estar encasillado en un partido político o en una religión determinada? En mi vida he leído mejores alabanzas a Dios que las de Rabindranath Tagore (si se exceptúa la Biblia, claro), y él no profesaba el cristianismo.
En política me convencen las personas y no las siglas. Por poner un ejemplo, en la comunidad donde resido tengo intención de votar en blanco en los comicios municipales y al PP en los regionales. ¡Como lo leéis!
Yo no soy ningún fámulo de los socialistas aldeanos. Les apoyo porque mi libertad de opinión y el conocimiento que tengo de sus personalidades me hacen ver que son la mejor opción para el pueblo (yo diría que hasta la mejor opción que se ha dado en la historia de este pueblo). Pero si por un casual lo hiciesen tan rematadamente mal (y encima adrede) como el equipo de gobierno saliente, no dejaría de expresar mi opinión, contundente pero respetuosamente. Esto no deja de ser una hipótesis que, estoy seguro, nunca será verificada por la práctica.
Un saludo a la gentil aldeana, a ulises, a Iana (¿qué le habrá pasado?), al docto Paco, a Berganza, al foráneo, a Antares, al habichuelillo, al amigo conductor, a Blue, al amigo de Santiago (también mío) y a todos los que me habéis respondido y escrito en algún momento; también a susurros de abril y a nube de aldea. Perdón si me he dejado a alguien en el tintero.
El jardinero de las nubes.
Veamos, si bien mi moral cristiana me impide proferir palabras o expresiones groseras (Ef 4, 29), por una vez, y sin que sirva de precedente, me voy a saltar la regla. ¿Qué "puñetas" (al final lo he suavizado) me importan a mí el PSOE, el PP, la barba rala de Llamazares o el bigote de morsa de Labordeta? ¿Es que en este bendito país para tener opinión hay que estar encasillado en un partido político o en una religión determinada? En mi vida he leído mejores alabanzas a Dios que las de Rabindranath Tagore (si se exceptúa la Biblia, claro), y él no profesaba el cristianismo.
En política me convencen las personas y no las siglas. Por poner un ejemplo, en la comunidad donde resido tengo intención de votar en blanco en los comicios municipales y al PP en los regionales. ¡Como lo leéis!
Yo no soy ningún fámulo de los socialistas aldeanos. Les apoyo porque mi libertad de opinión y el conocimiento que tengo de sus personalidades me hacen ver que son la mejor opción para el pueblo (yo diría que hasta la mejor opción que se ha dado en la historia de este pueblo). Pero si por un casual lo hiciesen tan rematadamente mal (y encima adrede) como el equipo de gobierno saliente, no dejaría de expresar mi opinión, contundente pero respetuosamente. Esto no deja de ser una hipótesis que, estoy seguro, nunca será verificada por la práctica.
Un saludo a la gentil aldeana, a ulises, a Iana (¿qué le habrá pasado?), al docto Paco, a Berganza, al foráneo, a Antares, al habichuelillo, al amigo conductor, a Blue, al amigo de Santiago (también mío) y a todos los que me habéis respondido y escrito en algún momento; también a susurros de abril y a nube de aldea. Perdón si me he dejado a alguien en el tintero.
El jardinero de las nubes.