ALDEA DEL REY: Tiene usted razón, pero sólo puedo hablar de quien...

Tiene usted razón, pero sólo puedo hablar de quien conozco, aunque me imagino que Santiago ha tenido gente competente que le ha apoyado. Pero no puedo hablar de quien no conozco, repito, porque no soy Dios para saber quién es cada cual. Yo emito comentarios como lo haría cualquier persona de las calles de Aldea. Comentarios acertados y desacertados.
Empiezo a sentirme abrumado. Me da la sensación de que esperan mucho de lo que escribo, y yo no soy más que una persona corriente y moliente, con su alma en su almario, y con las ideas que he meditado, que algunas parecerán bien y otras mal.
Lo remarco y lo repito: yo no soy ni quiero ser un espejo para nadie. Yo escribo lo que mi conciencia me indica, y como bien se dijo, nadie es perfecto, ni siquiera los curas (por cierto, yo no lo soy).
Aparte de eso, hay cosas que prefiero a la política; pero sé que la esperanza que le queda a Aldea ha de pasar por el crisol de la política. A la hora de la verdad, en medio de mi soledad, antes me atrae el sonido del viento cimbreando en el eucalipto de la Higuera que un pleno del ayuntamiento. Y dígame lo que me quiera decir. Soy libre para opinar y para sentir, aunque me equivoque.
El jardinero de las nubes.