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ALDEA DEL REY: Hay que pensar en algún modo de ayudarlos. Hay que...

Hay que pensar en algún modo de ayudarlos. Hay que olvidar las subidas astronómicas de impuestos en unos tiempos que no están para andarse con bromas. Dejémonos de tantas fiestas, de tanto sueldo del siglo XXI, de tanto puñetero campo de césped y reclamemos la actuación consecuente a los que deberían estar actuando.

Este pueblo no son más que cuatro casas para que se anden con eso de "a ti te miro, a ti no". ¡A la mierda la política cuando tenemos gente en apuros! Ya es hora de que empecemos a comportarnos como el pueblo que nunca hemos sido. Y si es necesario que nos manifestemos para que los que deben actuar actúen, ¡adelante con la manifestación! Es un derecho reconocido en el artículo 21 de la Constitución Española.

Ya puede ponerse a trabajar en serio, señora concejala de asuntos sociales; ya puede ponerse a solicitar ayudas para estas familias (a los organismos que procedan) y a interesarse por ellas con la imparcialidad que es de norma, puesto que éste es su cometido y para eso pagamos todos los impuestos… El cáliz y la patena ahora se encuentran junto a esas familias en apuros y no junto al cirio del altar. Los que detentan el poder, son los primeros que han de estar a la altura de las circunstancias; en caso contrario, les habrán de sobrar los calificativos.

Y a pensar todos cómo podemos colaborar en conjunto: abriendo alguna cuenta bancaria, creando algún banco de alimentos, realizando colectas..., ¡lo que sea! Y sobre todo respetando la dignidad de estas personas trabajadoras, que sufren la situación actual sin ser culpables de la misma.

Un ejemplo para reflexionar, un ejemplo que me han contado de primera mano y que es absolutamente verídico: un hombre ganaba 8000 euros al mes en un puesto ejecutivo de una importante empresa del ramo de la construcción. Tenía una casa de ensueño y un chalet acojonante en la costa, por los que venía pagando una hipoteca de 3000 euros mensuales; aún le sobraban 5000 euros para vivir a todo tren y mirar por encima del hombro a todo bicho viviente. De repente, la empresa quiebra y el hombre se queda en el paro, a causa de los malos vientos que soplan en el mundo de la construcción… Se queda en el paro y con una hipoteca de 3000 euros. El que antes humillara se queda humillado porque no logra encontrar un trabajo de su anterior estatus. Me han contado que su mujer ya no sale ni a la compra, afligida por la vergüenza; me han contado que llora de rabia tras las puertas de su casa… Repito: no están los tiempos para andarse con bromas.

Me uno a vuestras intenciones, amigos. Y esperemos que tras esto se establezca la llamada “Era de Acuario”.

El jardinero de las nubes.
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