¿Qué tendrá el Cristianismo que a unos nos subyuga y enamora perdidamente y a otros les produce rencor y odio con visceralidad?. Esto no es nuevo, la historia está plagada de ejemplos que lo constatan. Ninguna religión, y esto ya lo decía S. Agustín, en sus principios un crápula, tiene la fortaleza y vivacidad que posee el Cristianismo. Muchos, qué duda cabe, han sido víctimas queriendo buscar un porqué de ese odio, de los considerados como <maestros de la sospecha> (= K. Marx, F. Nietzsche y S. Freud); y, esto siendo considerados, porque respecto de otros muchos sólo deberíamos hablar de moda, dejarse llevar o contaminación sociológica sectorial ligada a una ideología concreta. En tiempos se extendió la moda de ser agnósticos sin saber en qué consistía esta corriente de pensamiento. Otros incluso llegaron a afirmar ser de Jesucristo pero no de la Iglesia. Bien.
No olvidemos que la Iglesia fue instituida por Jesús. Tampoco que la Iglesia, que somos todos los bautizados, el Pueblo de Dios, su Cuerpo Místico; está constituida por seres humanos finitos, limitados e imperfectos. La Iglesia, y ahí está la historia, ha cometido errores, y seguirá cometiéndolos; pero en su conjunto la Iglesia es fiel a la doctrina de su fundador en aquello que es esencial y fundamental a dicha doctrina, el Evangelio. El Espíritu Santo la asiste respecto de esa singularidad. Y, ésta es la cuestión o problema de fondo, la singularidad y radicalidad del Cristianismo. Jesús de Nazaret = Cristo de la fe, su doctrina, su vida y sus obras, aun siendo un hombre como nosotros, tuvo conciencia de su misión aquí en la tierra, libremente aceptada, con una fe plena, total y confiada en su Padre, Dios, que por amor a los seres humanos se abajó para desde nuestras limitaciones e imperfecciones lograr en la persona de su Hijo, Jesús, darnos la posibilidad de la salvación.
Europa, con España en los puestos de cabeza, es lo que es gracias al Cristianismo, a Jesús. Si no hubiera sido por aquellos cristianos, con sus defectos y virtudes, que lograron en la Reconquista expulsar al Islam de España, hoy podríamos ser uno más de esos países donde los talibanes hubieran impuesto su despotismo, donde la mujer sería una cosa sin valor, donde el fanatismo impide el respeto a los más elementales derechos humanos. ¿Han visto recientemente en A3, <Un burka por amor>?. La novela de Reyes Monforte es incluso más interesante que la propia filmación cinematográfica. Léanla, por favor. Sí, habrá alguien que piense en la Inquisición. Afortunadamente aquello pasó. La Iglesia también ha discernido, como nos dijo Jesús, que el Cristianismo se propone, no se impone. El Corán, por ejemplo, es intocable, no se permite su análisis crítico, ser sometido como se ha hecho con los textos cristianos, la Biblia, a la más rigurosa y severa investigación histórico-crítica. El Cristianismo es libertad, más aún, es liberación del ser humano.
El misterio del hombre encuentra su iluminación en el misterio de Jesucristo. La Historia de la Salvación, que arranca ya desde la desobediencia de nuestros primeros padres, y que ha tenido continuación en los patriarcas y en los profetas, alcanza su punto álgido o culmen en Jesús de Nazaret. Como hombre que fue estaba sujeto a la temporalidad, al sufrimiento, al mal y a la muerte. Su confianza en Dios, su Padre, llegó al paroxismo, a la entrega total por sus hermanos, que somos nosotros. Él, Jesús, con su muerte y resurrección proporciona significatividad (sentido y significado) a la vida y a la existencia humanas. Ése será el destino de todos aquellos que sigan el mensaje de Jesús: la resurrección, el reino de Dios, la felicidad absoluta. Mas, símbolo de ese triunfo final es la CRUZ, el crucifijo, que lleva incorporada una imagen de Jesús. Sólo el necio dijo aquello de que Dios no existe. ¿Vamos a ser tan necios de suprimir de los colegios el crucifijo, símbolo de nuestra salvación y civilización?.
No olvidemos que la Iglesia fue instituida por Jesús. Tampoco que la Iglesia, que somos todos los bautizados, el Pueblo de Dios, su Cuerpo Místico; está constituida por seres humanos finitos, limitados e imperfectos. La Iglesia, y ahí está la historia, ha cometido errores, y seguirá cometiéndolos; pero en su conjunto la Iglesia es fiel a la doctrina de su fundador en aquello que es esencial y fundamental a dicha doctrina, el Evangelio. El Espíritu Santo la asiste respecto de esa singularidad. Y, ésta es la cuestión o problema de fondo, la singularidad y radicalidad del Cristianismo. Jesús de Nazaret = Cristo de la fe, su doctrina, su vida y sus obras, aun siendo un hombre como nosotros, tuvo conciencia de su misión aquí en la tierra, libremente aceptada, con una fe plena, total y confiada en su Padre, Dios, que por amor a los seres humanos se abajó para desde nuestras limitaciones e imperfecciones lograr en la persona de su Hijo, Jesús, darnos la posibilidad de la salvación.
Europa, con España en los puestos de cabeza, es lo que es gracias al Cristianismo, a Jesús. Si no hubiera sido por aquellos cristianos, con sus defectos y virtudes, que lograron en la Reconquista expulsar al Islam de España, hoy podríamos ser uno más de esos países donde los talibanes hubieran impuesto su despotismo, donde la mujer sería una cosa sin valor, donde el fanatismo impide el respeto a los más elementales derechos humanos. ¿Han visto recientemente en A3, <Un burka por amor>?. La novela de Reyes Monforte es incluso más interesante que la propia filmación cinematográfica. Léanla, por favor. Sí, habrá alguien que piense en la Inquisición. Afortunadamente aquello pasó. La Iglesia también ha discernido, como nos dijo Jesús, que el Cristianismo se propone, no se impone. El Corán, por ejemplo, es intocable, no se permite su análisis crítico, ser sometido como se ha hecho con los textos cristianos, la Biblia, a la más rigurosa y severa investigación histórico-crítica. El Cristianismo es libertad, más aún, es liberación del ser humano.
El misterio del hombre encuentra su iluminación en el misterio de Jesucristo. La Historia de la Salvación, que arranca ya desde la desobediencia de nuestros primeros padres, y que ha tenido continuación en los patriarcas y en los profetas, alcanza su punto álgido o culmen en Jesús de Nazaret. Como hombre que fue estaba sujeto a la temporalidad, al sufrimiento, al mal y a la muerte. Su confianza en Dios, su Padre, llegó al paroxismo, a la entrega total por sus hermanos, que somos nosotros. Él, Jesús, con su muerte y resurrección proporciona significatividad (sentido y significado) a la vida y a la existencia humanas. Ése será el destino de todos aquellos que sigan el mensaje de Jesús: la resurrección, el reino de Dios, la felicidad absoluta. Mas, símbolo de ese triunfo final es la CRUZ, el crucifijo, que lleva incorporada una imagen de Jesús. Sólo el necio dijo aquello de que Dios no existe. ¿Vamos a ser tan necios de suprimir de los colegios el crucifijo, símbolo de nuestra salvación y civilización?.