Entrañable poema, Flor,! gran sensibilidad la tuya... pardiez! Me acerco, entro de lleno. Me abrazo... y permanezco. ¿que podría decir yo desde la altura de mis canas, tardías, pero que aquí están? Lo intentaré otro día. Hoy voy a salir, no obstante, voy a tratar de ensayar algo, tratando de entrar en sus batallas.
No se arredra el abuelo:
abraza, nombra
sus largas horas de desvelos.
Se abraza fuertemente cuando a solas,
se cuenta en su soledad; sus bellos cuentos.
Se abraza a las horas, que le nombran
piedras; las duras piedras del sendero...
No se arredra, es su batalla
es su lamento, es su silencio:
son las rosas perfumadas...
Es su aliento.
Son las aspas
de su viejo molino en movimiento.
JM (libertad)
No se arredra el abuelo:
abraza, nombra
sus largas horas de desvelos.
Se abraza fuertemente cuando a solas,
se cuenta en su soledad; sus bellos cuentos.
Se abraza a las horas, que le nombran
piedras; las duras piedras del sendero...
No se arredra, es su batalla
es su lamento, es su silencio:
son las rosas perfumadas...
Es su aliento.
Son las aspas
de su viejo molino en movimiento.
JM (libertad)