Estimado amigo LogoterapiaXXI:
Te avisé que no me encuentro muy bien anímicamente para abordar el diálogo constructivo que tu cortesía merece. No dudo de tu sapiencia, y hasta la admiro y me maravilla. Job estaba entregado a terribles sufrimientos: se quejaba a alaridos, mandaba sus reproches a Dios, pero siguió amándole, aun cuando se sintiera víctima de la injusticia.
Mi problema no es tanto el catolicismo como mi incapacidad para relacionarme con la gente con ciertos visos de normalidad. El problema soy yo, y no me importa confesarlo abiertamente. Desde luego me he relacionado con católicos de todos signos. He conocido a católicos de virtud seráfica y a auténticos sepulcros blanqueados. Aunque me duela decirlo y con el convencimiento de que he de crearme nuevas enemistades, el catolicismo de Aldea fue para mí como un viento desértico. Me temo que las características de ciertos sectores católicos que enumeras, las hemos conocido en el mismo sitio. Yo ya no sé cómo serán los nuevos tiempos, pero acaso peque de presuntuoso al intuir que no ha habido mejoras apreciables, al menos en el sentido en que tú y yo concebimos el cristianismo.
Jamás me he pronunciado en contra de la Iglesia que tú veneras. En alguna ocasión he hecho alusión a que yo me consideraba un aliado de la Iglesia y un hermano de todo aquel que adore a Jesús. La Iglesia tiene en sí el germen de la grandeza, pues cumple el requisito que aparece en el discurso de Gamaliel (Hch 5, 35-39). Hay matices en los que discrepo, pero es mayor el número de aspectos en los que coincido. Yo no seré quien prenda la hoguera ni en el caso de la Iglesia, ni tan siquiera en el de nadie que desprecie la vida humana al margen del sentimiento cristiano… Yo ni soy juez ni soy ejecutor. Manifestaré mi acuerdo o desacuerdo, pero no seré yo quien saque la espada de su vaina.
Aunque ahora no atraviese un buen momento, me encuentro en armonía con mi amor a Jesús y trato de hacerlo extensivo a su grey y a los que no se consideran de su grey. Intento comportarme como un cristiano en mi vida cotidiana, aun sabiendo que no soy un dechado de perfecciones. Hay personas que me conocen en mi faceta personal, y afirman que no lo hago del todo mal.
Lamento si no te he ofrecido una respuesta satisfactoria, y ojalá no me veas tu enemigo.
Sigo deseándote unas felices fiestas.
El jardinero de las nubes.
http://eljardinerodelasnubes. blogspot. com/
Te avisé que no me encuentro muy bien anímicamente para abordar el diálogo constructivo que tu cortesía merece. No dudo de tu sapiencia, y hasta la admiro y me maravilla. Job estaba entregado a terribles sufrimientos: se quejaba a alaridos, mandaba sus reproches a Dios, pero siguió amándole, aun cuando se sintiera víctima de la injusticia.
Mi problema no es tanto el catolicismo como mi incapacidad para relacionarme con la gente con ciertos visos de normalidad. El problema soy yo, y no me importa confesarlo abiertamente. Desde luego me he relacionado con católicos de todos signos. He conocido a católicos de virtud seráfica y a auténticos sepulcros blanqueados. Aunque me duela decirlo y con el convencimiento de que he de crearme nuevas enemistades, el catolicismo de Aldea fue para mí como un viento desértico. Me temo que las características de ciertos sectores católicos que enumeras, las hemos conocido en el mismo sitio. Yo ya no sé cómo serán los nuevos tiempos, pero acaso peque de presuntuoso al intuir que no ha habido mejoras apreciables, al menos en el sentido en que tú y yo concebimos el cristianismo.
Jamás me he pronunciado en contra de la Iglesia que tú veneras. En alguna ocasión he hecho alusión a que yo me consideraba un aliado de la Iglesia y un hermano de todo aquel que adore a Jesús. La Iglesia tiene en sí el germen de la grandeza, pues cumple el requisito que aparece en el discurso de Gamaliel (Hch 5, 35-39). Hay matices en los que discrepo, pero es mayor el número de aspectos en los que coincido. Yo no seré quien prenda la hoguera ni en el caso de la Iglesia, ni tan siquiera en el de nadie que desprecie la vida humana al margen del sentimiento cristiano… Yo ni soy juez ni soy ejecutor. Manifestaré mi acuerdo o desacuerdo, pero no seré yo quien saque la espada de su vaina.
Aunque ahora no atraviese un buen momento, me encuentro en armonía con mi amor a Jesús y trato de hacerlo extensivo a su grey y a los que no se consideran de su grey. Intento comportarme como un cristiano en mi vida cotidiana, aun sabiendo que no soy un dechado de perfecciones. Hay personas que me conocen en mi faceta personal, y afirman que no lo hago del todo mal.
Lamento si no te he ofrecido una respuesta satisfactoria, y ojalá no me veas tu enemigo.
Sigo deseándote unas felices fiestas.
El jardinero de las nubes.
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