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ALDEA DEL REY: Todos estamos llamados a trabajar en la Viña del Señor...

Todos estamos llamados a trabajar en la Viña del Señor (9ªp).

Hemos hecho un recorrido detenido en la búsqueda del <Jesús histórico>, y aunque ha costado trabajo, al final parece ser que la opinión general del mundo exegético, teológico e histórico, llega a la conclusión que Jesús de Nazaret fue un ser divino, principalmente por la originalidad de su mensaje y los portentos o milagros que realizó. Ahora bien, para llegar a esta conclusión tuvo que llevarse a cabo un extenso y profundo análisis histórico-crítico, fundamentalmente, de los evangelios.

Pero antes de entrar en este apartado, vamos a afrontar el problema de la cronología redaccional de los textos neotestamentarios fundamentales.

Jesús fue crucificado alrededor del año 30 d. C. Aquí se pone final a la Comunidad pre-pascual, iniciándose la Comunidad post-pascual.

Según la investigación la fuente de dichos Q (= Quelle), otros la llaman <Proto-evangelio de dichos Q>, cronológicamente, es lo primero que hay que ubicar en el tiempo y en el espacio. Al parecer tiene su origen en Galilea, y abarca entre otros contenidos el logión sobre los exorcismos, (Mt 12, 28) y (Lc 11, 20), donde Jesús manifiesta a quienes le acusan de realizar actos portentosos en nombre de Beelcebú, que <si arrojo los demonios por el Espíritu de Dios o con el dedo de Dios, es señal de que el reino de Dios ha llegado a vosotros>. Evidentemente el demonio no podía actuar en su propia contra. Es decir, el reino de Dios ya estaba presente en la historia humana, en la realidad presente, estaba representado por el propio Jesús.

Más adelante aparecen las invectivas contra las ciudades del lago, contra Corozaín, Betsaida y Cafarnaún; a las cuales acusa de incredulidad después de haber sido testigos de numerosos milagros de Jesús. Estas invectivas las encontramos en (Mt 11, 20-24) y (Lc 10, 13-15).

Y, por último aparece la respuesta de Jesús a la embajada enviada por Juan el Bautista que había sido encarcelado por orden de Herodes Antipas. La respuesta de Jesús aparece en (Mt 11, 2-6) y (Lc 7, 18-23), donde a la pregunta de si eres el Mesías o esperamos a otro, Jesús les responde: <Id y contad a Juan lo que habéis oído y visto: los sordos oyen, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los muertos resucitan...>.

Estos tres pasajes evangélicos pertenecientes a la fuente Q deben ser muy antiguos, correspondiendo a la actividad de Jesús en las ciudades del lago de Genesaret o Tiberiades. Es decir, lo que Jesús pensaba acerca de sus milagros: a) que con Él se hacía presente en la tierra el reino de Dios, b) que Él era el vencedor de Satanás, c) que Él vencía a la muerte, a la enfermedad y al pecado. Milagros correspondientes a la época pre-pascual y llevados a cabo en ambiente palestino y galileo.

La fuente Q fue un descubrimiento intelectual. Estos dichos sólo se encuentran en Mt y Lc, estando ausentes en Mc. Es decir, como indicamos anteriormente, los dos sinópticos, Mt y Lc, proceden de Mc y Q, además de sus respectivas fuentes propias independientes, M y L.

Cronológicamente si sitúa la fuente Q entre el 40 – 60 d. C.; es decir, a unos 10 – 30 años de la muerte de Jesús. Un periodo de tiempo verdaderamente pequeño para la memoria. Esta fuente, que en su origen debió de ser transmitida oralmente en arameo, aparece escrita después en griego.

Seguidamente en el tiempo hemos de situar las Cartas o Epístolas del Apóstol Pablo, que, como muy tarde se fijaron por escrito tal cual aparecen hoy, allá por los años 55 – 60 d. C. Es decir, 25 – 30 años después de la muerte de Jesús, y tan sólo 20 – 25 años después de la experiencia de visión-conversión habida en el camino de Damasco.

Entre 65 – 70 d. C. aparece el evangelio de Mc.

Hacía el 75 – 80/85 d. C. el evangelio de Mt.

Seguidamente, hacia el 80 – 85 d. C. el evangelio de Lc y Hechos de los Apóstoles, que a él se le atribuyen.

Por último y entre en 90 – 95 ó 100 d. C. aparece en evangelio de Jn.

Los exegetas distribuyen el tiempo tras la muerte de Jesús como sigue:

- 33 – 66 d. C.: Periodo Apostólico o 1ª generación cristiana. Testigos oculares de lo ocurrido en vida de Jesús y testigos de la resurrección.
- 66 – 100 d. C.: Periodo sub-Apostólico o 2ª generación cristiana. A esta época corresponde la redacción definitiva de los evangelios y cartas de San Pablo. Además en esta época desaparecen la casi totalidad de los testigos oculares.
- 100 – 150 d. C.: Periodo post-Apostólico o 3ª generación cristiana. A esta época, e incluso antes, corresponden los llamados Padres Apostólicos o sucesores de los Apóstoles, discípulos suyos.

Con estos datos ponemos fina esta entrega.

Mañana es domingo y hay que descarsar.

Saludos.