Me he enterado con sorpresa y ulterior tristeza del fallecimiento de nuestro paisano don Pascual López, para mí el mejor capitán de Armaos que ha conocido Aldea. Aprovecho este medio para hacer testimonio de mi más sentido pésame a su viuda, a su hija y a su nieta.
La verdad es que nunca había hablado con él. Recuerdo que una vez me reprochó cordialmente que me cruzara tantas veces con él y yo no fuera capaz de abrir la boca para saludarle. Una vez le oí hablar en la peluquería de Castellanos, y me pareció un hombre muy sensato. En otra ocasión me prestó una ayuda espontánea (en estos casos se ve la calidad de las personas) y siempre me consideraré en deuda con él. Nunca olvidaré esa ayuda, y en virtud de la misma rezaré por el descanso de su alma y por el consuelo y bienestar de su familia.
Sé que fue un hombre al que la vida puso muy a prueba: conoció el sufrimiento del fallecimiento de su hija mayor, acaecido hace ya casi una década, y se vio en la precisión de ser abuelo y padre a la vez.
Y ha sido abuelo de nuevo, justo cuando daba su último suspiro. De ahí la conmoción que ha sacudido mi alma, hasta el punto de las lágrimas: su hija menor ha tenido que sobreponerse en tiempo real al dolor del fallecimiento de su padre para dar a luz a su bebé. Que Dios los compense, y que nunca deje de proteger a la familia de don Pascual López y a ese bebé que ha nacido en mitad del dolor de su ausencia.
Descanse en paz.
El jardinero de las nubes.
La verdad es que nunca había hablado con él. Recuerdo que una vez me reprochó cordialmente que me cruzara tantas veces con él y yo no fuera capaz de abrir la boca para saludarle. Una vez le oí hablar en la peluquería de Castellanos, y me pareció un hombre muy sensato. En otra ocasión me prestó una ayuda espontánea (en estos casos se ve la calidad de las personas) y siempre me consideraré en deuda con él. Nunca olvidaré esa ayuda, y en virtud de la misma rezaré por el descanso de su alma y por el consuelo y bienestar de su familia.
Sé que fue un hombre al que la vida puso muy a prueba: conoció el sufrimiento del fallecimiento de su hija mayor, acaecido hace ya casi una década, y se vio en la precisión de ser abuelo y padre a la vez.
Y ha sido abuelo de nuevo, justo cuando daba su último suspiro. De ahí la conmoción que ha sacudido mi alma, hasta el punto de las lágrimas: su hija menor ha tenido que sobreponerse en tiempo real al dolor del fallecimiento de su padre para dar a luz a su bebé. Que Dios los compense, y que nunca deje de proteger a la familia de don Pascual López y a ese bebé que ha nacido en mitad del dolor de su ausencia.
Descanse en paz.
El jardinero de las nubes.