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ALDEA DEL REY: MI OPINIÓN PERSONAL...

MI OPINIÓN PERSONAL

En una guerra, en una dictadura, sólo hay una verdad: la de las personas que sufren sus consecuencias. Y no existen verdades absolutas, sino relativas: los que fueron víctimas y luego verdugos, tienen su verdad; los que fueron verdugos y después víctimas, se aferran a su propia verdad. Marcel Proust (1871-1922) en el sexto libro de su heptalogía “En busca del tiempo perdido” (“6. La fugitiva”, pág. 217, Biblioteca Proust, Alianza Editorial) decía: “No hay una idea que no lleve en sí misma su posible refutación, no hay palabra que no lleve en sí la palabra contraria”. Este asunto es tan complejo como la propia condición humana; cuesta mucho ampliar el campo de visión; a veces se desprecia a los que sufren por el simple hecho de estar etiquetados. Claro que hay sectarismos, y los seguirá habiendo mientras se consideren las ideas y los prejuicios por encima de la misma condición humana. Esto ocurre ahora y ocurría en los tiempos de la antigua Roma. ¿Y qué nos queda? Aferrarnos a lo que nos han hecho pasar por tradición o atrevernos a ser rebeldes y libres para saber que hay algo más grande, por lo que murió cierto hombre de Galilea. Este hombre removió los cimientos de las tradiciones, y la paradoja es que las mismas tradiciones de entonces siguen vigentes. El mismo hombre que nos enseñó a orar, que expulsó a los mercaderes del Templo, que banqueteaba con publicanos y pecadores (Mt 2, 13-17), que buscaba ser mendigo cuando era Rey, que se allegaba junto a los niños y los pobres de espíritu, que ponía la mirada en aquel a quien todos ignoraban (verbi gracia, el bajito Zaqueo que aparece en Lc 19, 1-9). Un hombre a quien jamás se le pasaría por las mientes adorar a una imagen de palo en contra del amor debido al prójimo... Ese hombre del que tanto necesitamos aprender, ahora y siempre, yo el primero.

Yo no quisiera aprender las cosas extrañas y contradictorias de este mundo. Por poner un ejemplo, hace muchos años escuché a alguien que decía que los de un signo político estaban mejor dotados intelectualmente que los del signo político contrario. Estos detalles son los que yo interpreto como sectarismo y no el clamor de las personas a las que en la vida les ha tocado sufrir.

Y todo esto, desde luego, en mi modestísima opinión, porque aunque modesta, puedo vanagloriarme de poseer mi propia opinión, que por supuesto, puede estar sujeta a equívocos.

El jardinero de las nubes.
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