Al niño aquel, que se hizo viejo de pronto, aún le ruedan por las calles que pateó desde sus molestas albarcas, los antiguos molinos, girando sus aspas, en loco giro y en lamentos y ruidos, muy cercanos a sus años de juegos interrumpidos.
La sierra de Guadarrama, lucía sus nieves, hasta muy avanzada la primavera... embelesado, aquel niño, en las hermosas tardes contemplaba las nubes blancas, que abrazaban las cumbres, y de sus labios brotaba una sonrisa, que al instante desaparecía. Aquel niño, aún nombraba a Dios, como le habían enseñado... aún en la ausencia de su padre, durante tres largos años. Aquel niño, vivió con algunos libros que le hablaban de dios y sus bondades, entre otros que en el largo invierno leía, y le hablaban de los hombres y sus errores.
En línea recta hacia La Sierra, una llanura que conoció después... respondiendo a sus mas tempranas preguntas. Aquellos estruendos en medio de la noche: Aquellos resplandores, que le llevaban hasta la ventana pequeña, y le divertían, durante horas, supo después, que eran la causa de la ausencia de su padre... La abuela, al amor de la lumbre, daba vueltas a la rueca, y "el niño aquel" quiso saber...
! Los hombres están locos!- Fue todo cuanto escucharon los oídos de aquel niño. Y mirando hacia el hueco de la negra chimenea unos largos segundos, vio "aquel niño" como se movían sus labios sus labios como cuando rezaba en la mesa... luego, con la punta del delantal, de un color verde, con rayas blancas, se secó los ojos, para después continuar moviendo la rueca con gran habilidad.
Y los hombres regresaron poco después de que otros se marcharan. Ya no eran los mismos- Oía decir "aquel niño" Regresaron cansados, silenciosos y el silencio envolvió los campos... Fue entonces: sentado en la mesa "aquel niño" musitando EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA... Interrumpió su oración diciendo en voz alta y dirigiéndose a los autores de sus días: ¿de que nos sirve rezar, si en la mesa no hay pan? Los presentes se miraron en silencio... desde aquel día, un niño, ya no creyó en todas la palabras, y se preguntó: ¿Si hay un Dios generoso, porqué no trata a todos los hombres de la misma manera?
LIBERTAD.
La sierra de Guadarrama, lucía sus nieves, hasta muy avanzada la primavera... embelesado, aquel niño, en las hermosas tardes contemplaba las nubes blancas, que abrazaban las cumbres, y de sus labios brotaba una sonrisa, que al instante desaparecía. Aquel niño, aún nombraba a Dios, como le habían enseñado... aún en la ausencia de su padre, durante tres largos años. Aquel niño, vivió con algunos libros que le hablaban de dios y sus bondades, entre otros que en el largo invierno leía, y le hablaban de los hombres y sus errores.
En línea recta hacia La Sierra, una llanura que conoció después... respondiendo a sus mas tempranas preguntas. Aquellos estruendos en medio de la noche: Aquellos resplandores, que le llevaban hasta la ventana pequeña, y le divertían, durante horas, supo después, que eran la causa de la ausencia de su padre... La abuela, al amor de la lumbre, daba vueltas a la rueca, y "el niño aquel" quiso saber...
! Los hombres están locos!- Fue todo cuanto escucharon los oídos de aquel niño. Y mirando hacia el hueco de la negra chimenea unos largos segundos, vio "aquel niño" como se movían sus labios sus labios como cuando rezaba en la mesa... luego, con la punta del delantal, de un color verde, con rayas blancas, se secó los ojos, para después continuar moviendo la rueca con gran habilidad.
Y los hombres regresaron poco después de que otros se marcharan. Ya no eran los mismos- Oía decir "aquel niño" Regresaron cansados, silenciosos y el silencio envolvió los campos... Fue entonces: sentado en la mesa "aquel niño" musitando EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA... Interrumpió su oración diciendo en voz alta y dirigiéndose a los autores de sus días: ¿de que nos sirve rezar, si en la mesa no hay pan? Los presentes se miraron en silencio... desde aquel día, un niño, ya no creyó en todas la palabras, y se preguntó: ¿Si hay un Dios generoso, porqué no trata a todos los hombres de la misma manera?
LIBERTAD.