Efervescencia y ánimos desatados en todo el país por la huelga de transportistas. En este momento oigo los bocinazos de camiones, las sirenas de la policía y veo embotellamientos en el tráfico.
Todo motivado por la desproporcionada subida de los carburantes. Y no me hablen de la subida del barril de Brent y demás zarandajas. Las arcas del Estado no pierden con la subida; sólo pierde el bolsillo de los consumidores de a pie. El Estado, aunque arroje balones fuera, también forma parte del lobby energético. ¡Qué casualidad que esta subida haya tenido lugar a elecciones pasadas, porque de haber ocurrido antes quizá las urnas hubieran dado una vuelta de tuerca! Un ejemplo del juego sucio de la política.
El entramado de nuestra sociedad depende de la energía de los combustibles fósiles. El mundo es manejado por las empresas petrolíferas, y ellas detentan poder para provocar guerras, anular gobiernos, influir en la opinión pública y cargarse el medioambiente. Hace décadas que se conocen las posibilidades del hidrógeno en sustitución a los combustibles fósiles; una energía que no contamina ni altera el ciclo natural del agua. Pero el uso del hidrógeno no interesa a las empresas que viven de explotar los combustibles fósiles, y por ello han ralentizado toda investigación y desarrollo en lo que a la tecnología del hidrógeno se refiere. Ahora llenan las televisiones con anuncios emotivos para lavar su imagen, donde traslucen su preocupación por el medioambiente. Y la verdad es que ellas son las auténticas culpables del efecto invernadero, la lluvia ácida, el smog y las inversiones térmicas de la atmósfera urbana, y, asimismo, del frenazo brusco en investigación y desarrollo en materia energética. En España un amplio porcentaje de la energía eléctrica procede de la quema de combustibles fósiles en centrales termoeléctricas, y, por mantener tal negocio floreciente, han levantado una polémica y una moratoria en torno a la electricidad procedente de las centrales nucleares, una forma de energía más segura y respetuosa con el medioambiente que la actual. Miren sino Francia: allí la mayoría de la electricidad procede de centrales nucleares. Lo de Chernobyl se debió a un fallo humano y no tecnológico; la tecnología de una central nuclear es la más segura para la producción masiva de electricidad, siempre que se hagan las cosas como se tienen que hacer y se sigan los controles adecuados. Y el espanto que han despertado en la población no es desdeñable. Hace unos años la gente no quería hacerse Resonancias Magnéticas en los hospitales porque antes este servicio se denominaba "Resonancia Magnética Nuclear", aunque no tuviera nada que ver con la radiactividad propiamente dicha. De tal manera, quitaron al servicio el apellido "Nuclear", lo demás permaneció inalterado y ya la gente se hacía "Resonancias Magnéticas" (Nucleares) sin temor ninguno. Todo es cuestión de utilizar la jerga apropiada. Las petrolíferas lograron que en España el petróleo tuviese connotaciones positivas en detrimento de la energía nuclear. Y al final la energía del petróleo y el carbón ha demostrado ser la más mortífera de todas las energías desde el punto de vista humano y medioambiental.
No se engañen con la propaganda ecológica que gustan de hacer los políticos en el asunto de los molinos eólicos: aparte de causar un gran impacto paisajístico y daño a las aves, contribuyen misérrimamente a la producción de energía eléctrica, por muchos aerogeneradores que planten en nuestros campos.
A fecha de hoy, la huelga de transportistas ha motivado que la gasolinera de Aldea no pueda prestar servicio y los conductortores se hayan de desplazar a Granátula, e incluso a Ciudad Real, para llenar el depósito. Las colas que se forman a este respecto son de órdago. En Puertollano parece ser que ya tampoco sirven combustible las estaciones de servicio. Y en Aldea se habla de que sólo va a haber autobuses de línea tres días en semana; y algunos comerciantes del mercadillo ya han avisado de que van a tener problemas de suministros.
Como quiera que la cuestión de la energía de los combustibles fósiles beneficia a unos pocos y perjudica al resto, yo digo: ¡a las barricadas! Que las petrolíferas y el Gobierno claudiquen; y si tienen que ajustar márgenes de ganancias, que lo hagan. Han metido a la sociedad en un callejón angosto: que apechuguen pues. Desde hace décadas podríamos disfrutar de una energía limpia, barara y respetuosa con el medioambiente. Dejemos de ser marionetas del lobby energético y obliguémosles a que primen los intereses éticos frente a los intereses económicos.
La gente ha salido a la calle para manifestarse por una subida tan desproporcionada como injusta. En Aldea los mandatarios han hecho lo mismo con los impuestos municipales. Nos quejamos y despotricamos en la sombra. ¿Por qué no nos manifestamos y les gritamos nuestro descontento? ¿Por qué no gritamos hasta que se queden sordos? No insultando, sino quejándonos como personas civilizadas, haciendo uso del derecho constitucional de manifestación. Cuando aquello de evitar que los alumnos del colegio se fueran al instituto de Calzada antes de tiempo, los padres de Aldea salieron a la calle... y les hicieron caso.
El jardinero de las nubes.
Todo motivado por la desproporcionada subida de los carburantes. Y no me hablen de la subida del barril de Brent y demás zarandajas. Las arcas del Estado no pierden con la subida; sólo pierde el bolsillo de los consumidores de a pie. El Estado, aunque arroje balones fuera, también forma parte del lobby energético. ¡Qué casualidad que esta subida haya tenido lugar a elecciones pasadas, porque de haber ocurrido antes quizá las urnas hubieran dado una vuelta de tuerca! Un ejemplo del juego sucio de la política.
El entramado de nuestra sociedad depende de la energía de los combustibles fósiles. El mundo es manejado por las empresas petrolíferas, y ellas detentan poder para provocar guerras, anular gobiernos, influir en la opinión pública y cargarse el medioambiente. Hace décadas que se conocen las posibilidades del hidrógeno en sustitución a los combustibles fósiles; una energía que no contamina ni altera el ciclo natural del agua. Pero el uso del hidrógeno no interesa a las empresas que viven de explotar los combustibles fósiles, y por ello han ralentizado toda investigación y desarrollo en lo que a la tecnología del hidrógeno se refiere. Ahora llenan las televisiones con anuncios emotivos para lavar su imagen, donde traslucen su preocupación por el medioambiente. Y la verdad es que ellas son las auténticas culpables del efecto invernadero, la lluvia ácida, el smog y las inversiones térmicas de la atmósfera urbana, y, asimismo, del frenazo brusco en investigación y desarrollo en materia energética. En España un amplio porcentaje de la energía eléctrica procede de la quema de combustibles fósiles en centrales termoeléctricas, y, por mantener tal negocio floreciente, han levantado una polémica y una moratoria en torno a la electricidad procedente de las centrales nucleares, una forma de energía más segura y respetuosa con el medioambiente que la actual. Miren sino Francia: allí la mayoría de la electricidad procede de centrales nucleares. Lo de Chernobyl se debió a un fallo humano y no tecnológico; la tecnología de una central nuclear es la más segura para la producción masiva de electricidad, siempre que se hagan las cosas como se tienen que hacer y se sigan los controles adecuados. Y el espanto que han despertado en la población no es desdeñable. Hace unos años la gente no quería hacerse Resonancias Magnéticas en los hospitales porque antes este servicio se denominaba "Resonancia Magnética Nuclear", aunque no tuviera nada que ver con la radiactividad propiamente dicha. De tal manera, quitaron al servicio el apellido "Nuclear", lo demás permaneció inalterado y ya la gente se hacía "Resonancias Magnéticas" (Nucleares) sin temor ninguno. Todo es cuestión de utilizar la jerga apropiada. Las petrolíferas lograron que en España el petróleo tuviese connotaciones positivas en detrimento de la energía nuclear. Y al final la energía del petróleo y el carbón ha demostrado ser la más mortífera de todas las energías desde el punto de vista humano y medioambiental.
No se engañen con la propaganda ecológica que gustan de hacer los políticos en el asunto de los molinos eólicos: aparte de causar un gran impacto paisajístico y daño a las aves, contribuyen misérrimamente a la producción de energía eléctrica, por muchos aerogeneradores que planten en nuestros campos.
A fecha de hoy, la huelga de transportistas ha motivado que la gasolinera de Aldea no pueda prestar servicio y los conductortores se hayan de desplazar a Granátula, e incluso a Ciudad Real, para llenar el depósito. Las colas que se forman a este respecto son de órdago. En Puertollano parece ser que ya tampoco sirven combustible las estaciones de servicio. Y en Aldea se habla de que sólo va a haber autobuses de línea tres días en semana; y algunos comerciantes del mercadillo ya han avisado de que van a tener problemas de suministros.
Como quiera que la cuestión de la energía de los combustibles fósiles beneficia a unos pocos y perjudica al resto, yo digo: ¡a las barricadas! Que las petrolíferas y el Gobierno claudiquen; y si tienen que ajustar márgenes de ganancias, que lo hagan. Han metido a la sociedad en un callejón angosto: que apechuguen pues. Desde hace décadas podríamos disfrutar de una energía limpia, barara y respetuosa con el medioambiente. Dejemos de ser marionetas del lobby energético y obliguémosles a que primen los intereses éticos frente a los intereses económicos.
La gente ha salido a la calle para manifestarse por una subida tan desproporcionada como injusta. En Aldea los mandatarios han hecho lo mismo con los impuestos municipales. Nos quejamos y despotricamos en la sombra. ¿Por qué no nos manifestamos y les gritamos nuestro descontento? ¿Por qué no gritamos hasta que se queden sordos? No insultando, sino quejándonos como personas civilizadas, haciendo uso del derecho constitucional de manifestación. Cuando aquello de evitar que los alumnos del colegio se fueran al instituto de Calzada antes de tiempo, los padres de Aldea salieron a la calle... y les hicieron caso.
El jardinero de las nubes.