Me han mandado a lo largo del día varios correos, bastantes solidarios en su mayoría, y alguno profiriendo amenazas anónimas (de muy mal gusto, por cierto) a la presunta persona a la que atribuyen mi existencia.
He seguido el algoritmo donde supuestamente se desvela mi "identidad" y no he encontrado nada. ¿Dónde están esas pruebas sólidas sobre derechos de autor de que alardean esos meritorios jóvenes? Que yo sepa, sólo una confesión en mi blog daría entidad a lo que se me quiere atribuir. Sólo yo puedo desvelar mi identidad, y mi anonimato está protegido por la ley en tanto en cuanto no cometa un delito.
Esperemos que esos nubarrones, señor montón, no destrocen su jardín particular... ¿Y qué cosas va a desvelar con su "continuará": la identidad de Jack el Destripador? Me río yo de usted, de sus nubarrones, de sus temblores y de sus repetidos pueblos toledanos.
Y sepa usted que el jardinero, con su anonimato o su rostro descubierto, jamás tendrá miedo del humo ni de las voces y las mentes huecas. Tiene quien lo defienda, si no en este mundo (que llegado el caso no me importaría abandonar) en el otro. En todo caso si se trata de ser cobarde, ¿podría darme usted unas cuantas lecciones? ¡Leches, es que el miedo que usted me produce verdaderamente me hace temblar como una hoja! Brrrr
Un cordial saludo a todos y gracias de corazón por tantas pruebas de afecto.
El jardinero de las nubes.
http://eljardinerodelasnubes. blogspot. com/
He seguido el algoritmo donde supuestamente se desvela mi "identidad" y no he encontrado nada. ¿Dónde están esas pruebas sólidas sobre derechos de autor de que alardean esos meritorios jóvenes? Que yo sepa, sólo una confesión en mi blog daría entidad a lo que se me quiere atribuir. Sólo yo puedo desvelar mi identidad, y mi anonimato está protegido por la ley en tanto en cuanto no cometa un delito.
Esperemos que esos nubarrones, señor montón, no destrocen su jardín particular... ¿Y qué cosas va a desvelar con su "continuará": la identidad de Jack el Destripador? Me río yo de usted, de sus nubarrones, de sus temblores y de sus repetidos pueblos toledanos.
Y sepa usted que el jardinero, con su anonimato o su rostro descubierto, jamás tendrá miedo del humo ni de las voces y las mentes huecas. Tiene quien lo defienda, si no en este mundo (que llegado el caso no me importaría abandonar) en el otro. En todo caso si se trata de ser cobarde, ¿podría darme usted unas cuantas lecciones? ¡Leches, es que el miedo que usted me produce verdaderamente me hace temblar como una hoja! Brrrr
Un cordial saludo a todos y gracias de corazón por tantas pruebas de afecto.
El jardinero de las nubes.
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