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ALDEA DEL REY: Acaso me equivoque, Ana Cristina, pero sin duda eres...

Acaso me equivoque, Ana Cristina, pero sin duda eres joven. Dos son las razones que me llevan a suponer tal cosa: el empleo del lenguaje SMS y el deseo de vivir para siempre.

No seré yo quien menosprecie a los jóvenes: siempre dejé claro en estas páginas el respeto y la admiración que me inspiran los jóvenes. Los jóvenes de Aldea fueron quienes avisaron de la existencia de este loco que soy yo mismo. No cometeré jamás el error de pensar que vuestros caminos no son los correctos. En el tiempo que llevo viviendo y aprendiendo cosas he llegado a la conclusión de que el mejor camino es el que te marca el corazón. Cada persona guarda en su interior una vocecita que le indica cúal es su verdadero camino, y en ocasiones este camino no discurre por las sendas de la riqueza o el poder. La mentira constituye como un montón de piedras que te dificulta transitar tu verdadero camino. Por eso los jóvenes se rebelan cuando ven que nuestro mundo está levantado sobre la mentira. La mentira es más dañina que una arma nuclear, y por eso en este mundo abunda el daño.

Yo también fui joven, y también deseaba vivir para siempre, congratulándome en los muchos años que tenía por delante. Al ir creciendo, la mentira vino a mi encuentro, me derribó en tierra y aún no he sido capaz de ponerme en pie. Conocí mucha mentira en mi pueblo y en todas partes, y llegué a darme cuenta de que los años que tenía por delante iban a ser antes una condena que una bendición. Así, con estos pensamientos, llegué a este foro.

Y entonces apareció gente que confió en mí y me brindó su amistad, la gente que yo siempre soñé encontrar en aquellos años de juventud, y fundamos nuestra amistad en la sinceridad y no en la mentira. Yo no valgo demasiado, pero en estas páginas encontré una razón para vivir y un medio de canalizar todo lo que había soñado y aprendido.

Es cierto que me alabaron mucho y aún me alaban, pero jamás olvidé quién era y el valor de lo que aprendí. No valgo demasiado, pero nada es tan valioso desde el punto de vista moral que ser leal con uno mismo. Si realmente mi vida fuera de los libros no fue todo lo buena que yo hubiera deseado, me puedo permitir el lujo de huir de la mentira. La vida no es tan importante por su cantidad como por su intensidad, y con la mentira se reduce mucho la calidad de la vida.

Dios amado: no te pido dinero ni gloria; sólo te pido que me guardes de la mentira...

Sí, Ana Cristina, cuando yo era un mozalbete también fantaseaba y también deseaba vivir para siempre.

El jardinero de las nubes.