No hace mucho tiempo escribía en este foro el obituario de don Pascual López, antiguo capitán de los armaos. Y no hace ni siquiera una hora me han informado del fallecimiento de su hermana, doña Jerónima. Llevaba la pobre muchos años enferma sin salir de casa, y en su ambiente aconteció una historia de amor y heroísmo sin parangón.
¡Qué orgullosa pudo estar esa madre de los hijos que Dios le dio! Esa hija que día a día acudía a cuidar a su madre con resignación angelical, sin emitir la menor queja. Los años pasaban, los goces de la juventud quedaron atrás, y la hija no desfallecía; si esto no es amor, que me expliquen qué es si no. Llevando su casa y la de sus padres, criando a sus hijos y mirando también por sus hermanos. Esta madera no abunda, y el mundo no se hace eco de las gestas de las gentes humildes... Pero allá donde el mundo falla, Dios tiene puesta la mirada.
Ahora, Dios mío, tras expresar mis condolencias a la familia de doña Jerónima y pedirte por el descanso de su alma, escucha atentamente lo que he de decirte:
A todo el que te rece una oración por el bienestar de la hija heroica, te pido que le cubras de fortuna. Así como ella entregó su juventud por el cuidado de su madre, te pido que desde ahora sus caminos tengan la suavidad del terciopelo. Vela por su salud y la de todos los suyos. Guárdala de toda causa de inquietud y sufrimiento. Del mismo modo que su camino fue abonado por las lágrimas, que ahora se alcen las flores del consuelo allá donde diriga sus pasos. Dale tu amor y el de sus semejantes, y lo consideraré un favor personal.
Pueblo de Aldea del Rey, bendícela siempre que la veas por tus calles, porque en su rostro refulge el poder y la entrega de la Virgen María, de tu amada Virgen del Valle... No en vano esta heroica hija se llama Ana María.
El jardinero de las nubes.
¡Qué orgullosa pudo estar esa madre de los hijos que Dios le dio! Esa hija que día a día acudía a cuidar a su madre con resignación angelical, sin emitir la menor queja. Los años pasaban, los goces de la juventud quedaron atrás, y la hija no desfallecía; si esto no es amor, que me expliquen qué es si no. Llevando su casa y la de sus padres, criando a sus hijos y mirando también por sus hermanos. Esta madera no abunda, y el mundo no se hace eco de las gestas de las gentes humildes... Pero allá donde el mundo falla, Dios tiene puesta la mirada.
Ahora, Dios mío, tras expresar mis condolencias a la familia de doña Jerónima y pedirte por el descanso de su alma, escucha atentamente lo que he de decirte:
A todo el que te rece una oración por el bienestar de la hija heroica, te pido que le cubras de fortuna. Así como ella entregó su juventud por el cuidado de su madre, te pido que desde ahora sus caminos tengan la suavidad del terciopelo. Vela por su salud y la de todos los suyos. Guárdala de toda causa de inquietud y sufrimiento. Del mismo modo que su camino fue abonado por las lágrimas, que ahora se alcen las flores del consuelo allá donde diriga sus pasos. Dale tu amor y el de sus semejantes, y lo consideraré un favor personal.
Pueblo de Aldea del Rey, bendícela siempre que la veas por tus calles, porque en su rostro refulge el poder y la entrega de la Virgen María, de tu amada Virgen del Valle... No en vano esta heroica hija se llama Ana María.
El jardinero de las nubes.