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ALDEA DEL REY: No puedo por menos de expresar mi satisfacción al comprobar...

No puedo por menos de expresar mi satisfacción al comprobar que el foro se está convirtiendo día a día en un cauce de comunicación entre aldean@s y amig@s de distintas formas de pensar, lo cual es motivo de riqueza antes que de discordia.

En Éx 20, 4, dentro de la Ley que Yavé ofreció a Moisés en el monte Sinaí, se establece claramente la prohibición de formarse y rendir cultos a imágenes de la divinidad. En el Antiguo Testamento se explicita y condena en varias ocasiones semejante culto. Los profetas no se cansaban de hacer manifestaciones en contra de la idolatría. Sin embargo, el cristianismo en épocas pretéritas acabó fuertemente influenciado por los usos idolátricos del imperio romano, y las influencias del mismo acabaron inficionando y pasando por alto uno de los preceptos del Decálogo que más ampollas levantó durante los tiempos bíblicos anteriores al advenimiento de Cristo.

Observo que la idolatría ha traído discordias hasta en nuestro mismo pueblo, alejándonos ostensiblemente del genuino sentir cristiano. ¿Merece la pena que toda una nación se corrompa por un becerro de oro? ¿Merece la pena que nuestro pueblo ande a la greña por una talla obra de artesanos? ¿Es que el auténtico San Jorge de Capadocia estará ahora mismo en los cielos acudiendo al pertinente hospital para que le entablillen el brazo?

Recuerdo que una vez se habló de una homilía de don José Luis, en la cual arremetía muy contundentemente contra el culto a las imágenes, y más de uno calificó aquello de herejía. Pues bien, en ningún momento esa homilía (aunque un poco drástica en las formas) se alejó de la Palabra de Dios y dejó de estar en consonancia con los preceptos bíblicos.

En definitiva, se me hace repugnante que las inclinaciones supuestamente cristianas antepongan la idolatría a la concordia y el amor entre hermanos. Los ídolos son obra de artesanos y en ningún momento han de servir para desviar la devoción que los cristianos brindan a Dios.

Una vez en el Santuario de Torreciudad, observé al término de una misa a un conjunto de personas que hacían esparavanes y demostraciones para mí absurdas e improcedentes a una estatua de José María Escrivá de Balaguer. ¿Sectarismo? ¿Y Dios dónde quedaba en todo esto? Desplazado por una estatua de palo.

Es mi opinión, y no le digo a nadie que la comparta.

Gracias, amig@s forist@s.

El jardinero de las nubes.
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