Nadie tenemos, señor Reverte, la vida resuelta. Creemos que hoy estamos en la cima, cuando en realidad vamos cayendo a la sima. Podemos tener pan, pero podemos escasear la salud, que, después de todo, es más importante que el pan.
Usted quiere ver proyectos de futuro, cuando el futuro depende más de las personas que de proyectos quiméricos. El viejo cuento de la gallina de los huevos de oro.
Mis contactos por correo electrónico son numerosos. Y esto me hace sacar la conclusión de que lo que impide el progreso en Aldea no es la actitud renuente de algunos propietarios que están en su legítimo derecho de ser propietarios, sino las actividades de un gobierno que no se preocupa de la totalidad de sus vecinos. Aldea acabará vaciándose, no porque no haya trabajo, sino porque la gente (o bastante gente) no se siente a gusto viviendo allí. Muchos nos sentimos estafados por una opción de gobierno que se vio gastada antes de empezar. Aldea no tiene futuro, no porque no tenga gente de valía, sino porque en ella se dan muy malas acciones de gobierno. Si algo bueno brota en Aldea, enseguida la tendencia es a ahogarlo para que no fructifique. Aldea es amada por sus hijos, pero Aldea no ama a sus hijos.
Yo, al igual que muchos de sus hijos, me marché de Aldea porque sabía que allí no tenía futuro. Lo que tengo lo conseguí con mi esfuerzo, sin debérselo a nadie, y quiero que sepa que me hago total cargo de la gente que lo pasa mal. El paro ha llegado hasta mis vecinos, y muchos de ellos tienen cierta edad y familias que sacar adelante. Las oportunidades se niegan repetidamente, y hoy por hoy sólo los políticos salen boyantes de toda esta ordalía. Yo desprecio a los políticos que se valen de su cargo para obtener lucro personal y demás prebendas. Veo a los hijos de mis vecinos, veo a los políticos ostentando y aparentando lo que no son en lo más íntimo de sus almas, y verdaderamente me crujen los dientes de rabia. La política y su arma inherente, la burocracia, es lo que frena en mi opinión el progreso. Los políticos se las corren tiesas para sanear las economías de los grandes bancos, responsables en gran medida de la crisis, pero a los pobres infelices que les parta un rayo.
Y habrá buenos políticos, que sean consecuentes con su palabra y se preocupen del bienestar de sus gobernados del modo que se espera que se preocupen.
Llámeme teórico, pero Aristóteles estableció la diferencia entre políticos y teóricos: el político necesita algo aparte de él, la ciudad, para ejercitar su acción; en tanto que el hombre teórico no necesita más que su propia mente; es el más suficiente de las dos clases de hombres, y, por tanto, el superior. Del mismo modo, Aristóteles pensaba que el fin de una aldea era vivir bien, y para ello nada mejor que sostenerse a sí misma, cosa que ocurre más fácilmente en los poblados agrícolas que en los industriales.
¿Aldea tiene parados y vienen trabajadores de fuera a quitar el pan que corresponde moralmente a aquéllos? Éstos son los frutos de la política, o más bien de la política llevada a su expresión más degenerativa.
Aldea no tiene futuro, porque la política ha ahogado el futuro.
Le ruego me disculpe esta digresión. No volveré a tratar con usted este tema, pues no ha satisfecho las preguntas que le hice. Nuestras ópticas son claramente distintas.
Un saludo y le agradezco su buena educación.
El jardinero de las nubes.
http://eljardinerodelasnubes. blogspot. com/
Usted quiere ver proyectos de futuro, cuando el futuro depende más de las personas que de proyectos quiméricos. El viejo cuento de la gallina de los huevos de oro.
Mis contactos por correo electrónico son numerosos. Y esto me hace sacar la conclusión de que lo que impide el progreso en Aldea no es la actitud renuente de algunos propietarios que están en su legítimo derecho de ser propietarios, sino las actividades de un gobierno que no se preocupa de la totalidad de sus vecinos. Aldea acabará vaciándose, no porque no haya trabajo, sino porque la gente (o bastante gente) no se siente a gusto viviendo allí. Muchos nos sentimos estafados por una opción de gobierno que se vio gastada antes de empezar. Aldea no tiene futuro, no porque no tenga gente de valía, sino porque en ella se dan muy malas acciones de gobierno. Si algo bueno brota en Aldea, enseguida la tendencia es a ahogarlo para que no fructifique. Aldea es amada por sus hijos, pero Aldea no ama a sus hijos.
Yo, al igual que muchos de sus hijos, me marché de Aldea porque sabía que allí no tenía futuro. Lo que tengo lo conseguí con mi esfuerzo, sin debérselo a nadie, y quiero que sepa que me hago total cargo de la gente que lo pasa mal. El paro ha llegado hasta mis vecinos, y muchos de ellos tienen cierta edad y familias que sacar adelante. Las oportunidades se niegan repetidamente, y hoy por hoy sólo los políticos salen boyantes de toda esta ordalía. Yo desprecio a los políticos que se valen de su cargo para obtener lucro personal y demás prebendas. Veo a los hijos de mis vecinos, veo a los políticos ostentando y aparentando lo que no son en lo más íntimo de sus almas, y verdaderamente me crujen los dientes de rabia. La política y su arma inherente, la burocracia, es lo que frena en mi opinión el progreso. Los políticos se las corren tiesas para sanear las economías de los grandes bancos, responsables en gran medida de la crisis, pero a los pobres infelices que les parta un rayo.
Y habrá buenos políticos, que sean consecuentes con su palabra y se preocupen del bienestar de sus gobernados del modo que se espera que se preocupen.
Llámeme teórico, pero Aristóteles estableció la diferencia entre políticos y teóricos: el político necesita algo aparte de él, la ciudad, para ejercitar su acción; en tanto que el hombre teórico no necesita más que su propia mente; es el más suficiente de las dos clases de hombres, y, por tanto, el superior. Del mismo modo, Aristóteles pensaba que el fin de una aldea era vivir bien, y para ello nada mejor que sostenerse a sí misma, cosa que ocurre más fácilmente en los poblados agrícolas que en los industriales.
¿Aldea tiene parados y vienen trabajadores de fuera a quitar el pan que corresponde moralmente a aquéllos? Éstos son los frutos de la política, o más bien de la política llevada a su expresión más degenerativa.
Aldea no tiene futuro, porque la política ha ahogado el futuro.
Le ruego me disculpe esta digresión. No volveré a tratar con usted este tema, pues no ha satisfecho las preguntas que le hice. Nuestras ópticas son claramente distintas.
Un saludo y le agradezco su buena educación.
El jardinero de las nubes.
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