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ALDEA DEL REY: Caramba, caramba, he estado unas horas fuera y era...

Dedicado a sor Joaquina, sor Petra, sor Mari Carmen, sor Antonia y a todas las que antes estuvieron con nosotros:

Hoy estamos aquí, queridas hermanas, para contaros el cuento del tiempo lejano en que aparecisteis a nuestro lado.

... para cantaros la canción de las sonrisas que dibujasteis en nuestros labios.

... para recitaros el poema de la paloma que levantó su nido en vuestro tejado.

Hubo una vez un hombre de la India que se tumbó a descansar en un fresco y apacible prado. Vio a su lado una flor diminuta, y le dijo:

" ¡Qué humilde eres, flor de los valles, pero tienes la tierra a tus pies!"

Y ahora somos nosotros las que os decimos, queridas hermanas:

" ¡Qué humildes sois, esposas de Cristo, pero contáis con el océano de nuestro cariño!"

Siempre habéis estado con nosotros, sin nada que esperar y con el corazón repleto de amor fraterno.

¡Cuánto habéis sido para nuesto colegio!

¡Cuánto habéis sido para nuestro barrio!

Habéis sido la hoja que recogía la lágrima del desdichado.

... la hija para el padre abandonado.

... la hermana para la persona solitaria.

... el mendigo para el corazón que tenía vergüenza de salir a mendigar.

... la estrella en la hondura del firmamento.

... la nube de agua en el calcinado desierto.

... el arco iris en el cielo tormentoso.

... la flor que asoma en la rama del almendro.

... el consuelo y el ánimo de nuestros padres.

... el sol que nos ha hecho crecer firmes en fe y sabiduría.

Queridas hermanas, no podremos olvidaros ni dejar de quereros, porque el Señor nos empuja constantemente a vuestro cariño.

Y que el Señor y la Virgen María os paguen desde su lugar en el cielo lo que en la tierra no tiene precio.

¡Gracias por estar aquí!

¡Gracias por no abandonarnos nunca!

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El jardinero de las nubes

Esta es la poesia que nuestro amigo jardinero dedico a las monjas franciscanas de ciduad real
GRACIAS JARDINERO

Caramba, caramba, he estado unas horas fuera y era pocha la que me tenías liada, Marieja. A este paso me coge celos el Groucho, ahora que el agua de la alberca está limpica.

Decididamente, mereció la pena quedarme sin siesta el día que me encargaste ese escrito para las esposas de Cristo, merecedoras de mis mayores respetos dentro de la organización católica. Fue emocionante de verdad, estar ausente cuando alguien muy especial leyó el escrito en el templo, poniendo voz a mis palabras... Así es la vida de este servidor: ausencia sobre ausencia.

Gracias a tod@s, amig@s. El honor es mío al poder compartir algunos ratos con vosotr@s.

Marieja, que Dios te bendiga. ¡Qué gran muchacha te llevas, amigo Groucho!

El jardinero de las nubes.
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