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ALDEA DEL REY: Querido amigo Trobador:...

Querido amigo Trobador:

Como bien puedes figurarte, poco me va a enseñar a mí la iglesia parroquial…, es más, hay cosas que hasta prefiero no aprender. Aunque sea frecuentada por muy buena y distinguida gente, como yo no trago la hipocresía en ningún aspecto (y menos en el religioso), prefiero quedarme en el travesaño de la calle y no molestar con mi presencia a gente de tan buena voluntad. Hasta en esto, encuentro modelo en mi señor Jesucristo, que gustaba de frecuentar la compañía de rameras y publicanos (Mt 9, 9-12). Y en cuanto a rezar, también aprendí de Él cómo debía de hacerse:

«Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo >> (Mt 6, 5-8).

Sé perfectamente cuáles son los usos que se siguen en las misas de la parroquia. Sé de las miradas de reojo, sé de los contoneos para que se vean bien el abrigo y los zapatos, sé de los usos de la sacristía… “Oye, ¿a qué vienes a hablar con el cura?”. “ ¡Y a ti qué c… te importa!”. Al término de misa, ¡ya está todo hecho y podemos seguir echándonos en el alma un poco más de cieno hasta el próximo domingo (o hasta el día siguiente, que así conseguimos mayor fama de beat@s)! La iglesia parroquial se ha convertido, por desgracia, en un escaparate para aparentar. Y esto seguro que me cuesta otra mención honrosa en el programa de festejos de este año.

No todos son así afortunadamente, pero se cuentan con pocos dedos de la mano. Y los que quieren sacar las plumas de pavo real en el ámbito parroquial (sí, ésos que al salir miran al prójimo que no les interesa con cara de patibularios) ya se han cuidado de arrinconar a los humildes de corazón.

Afortunadamente, ya ha quedado claro que una cosa son las enseñanzas de Jesús y otra lo que los parroquiales quieran hacer con ellas.

Y esto no es algo que pueda hacer extensivo a otras parroquias. Conozco una parroquia en Madrid cuyo párroco me es muy afecto y donde verdaderamente se vive el espíritu del Evangelio. Donde nadie mira si vas en chándal o zapatillas; donde las miradas brillan de humildad y de alegría; donde tu intimidad no es indagada (tampoco tus opciones políticas) y sólo es importante el amor que Dios nos tiene; donde los niños de la parroquia tienen sus campamentos y los jóvenes pueden desarrollar su verdadero potencial, mediante el fomento del voluntariado social; donde los ancianos son queridos, tratados con respeto (¿qué menos que llamar a una persona mayor de “usted”?) y no ninguneados por creer que chochean, y donde el más humilde está a la par del más ostentoso. Casualmente, este párroco conoce a varios de nuestros paisanos sacerdotes. Conocía a don Juan Bautista Ciudad Solana, cuando estudiaba en el seminario de Alcalá de Henares… Este párroco quiere mucho al jardinero de las nubes y ha hablado mucho con él y los dos se han sentido felices de tales conversaciones… Pobre amigo mío, no digo su nombre, no sea que lo excomulguen.

Como ves, amigo Trobador, no voy a aprender demasiado en la iglesia que nos hemos merecido.

Un abrazo, y sabes que soy tu amigo. Esto no me lo ha enseñado la iglesia parroquial, porque de lo contrario hasta tendría que escupirte.

El jardinero de las nubes.
http://eljardinerodelasnubes. blogspot. com/