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Estimado amigo Libertad:
Una expresión muy certera aquélla con la que concluyes tu comentario, siempre bienvenido y agradecido. Desgraciadamente, en mi caso prima más la predicación que la buena acción. Pero está claro también que las buenas intenciones preceden a las buenas acciones, y no al revés; las buenas intenciones son necesarias. Alguna vez, en mitad del sufrimiento y la frustración de este mundo, acudieron a mí estas palabras: “Tengo motivos para pensar que no existes”. Y punto continuo, tan sólo la vista de un árbol de hojas secas bañado por la luz del otoño movía en mi alma el nacimiento de estas otras palabras: “Tengo motivos para pensar que existes”. Al final me quedé en este lado, sin despreciar jamás a los que están al otro lado. Acaso a éstos últimos no les agrade que diga: “Es bella la luz del otoño en las hojas secas de mi árbol”; y pueden replicarme: “Sin tu Dios encontrarás también esta luz de otoño en tus hojas secas”. Sé que eres contemplativo de la naturaleza, y me has de entender este sentimiento que intento expresar.
Yo desde el otro lado te saludaré, escucharé tus opiniones y trataré de explicarte y (¿por qué no?) encarecerte las mías. Aunque no las creas verdaderas, son la esencia de mi alma, hijas de mis reflexiones, y, como tales, ¿no permitirás que hable de ellas con arrobo y entusiasmo?
Has visto las estrellas desde Burguillos, una vez lo comentaste, y no necesito más para acreditarte en mi estima. También amo las estrellas y hasta la inconstante luna. Conforme mis días pasan, ansío convertir mi espada en arado. Podría recurrir a numerosas razones filosóficas, científicas y teológicas para librar batallas ideológicas, pero la flor que nace en el surco estima más la caricia del arado que la sangre que se hunde en la tierra por causa del acero de la espada.
“No sólo de pan vive el hombre”, y es cierto que sin pan no hay vida. Pero hay que querer vivir, y a veces la vida se pierde aun cuando se esté harto de pan. Recurriendo a un símil matemático: “El pan es para la vida condición necesaria… pero no suficiente”.
Un abrazo desde el lado que tú quieras.
El jardinero de las nubes.
http://eljardinerodelasnubes. blogspot. com/
Una expresión muy certera aquélla con la que concluyes tu comentario, siempre bienvenido y agradecido. Desgraciadamente, en mi caso prima más la predicación que la buena acción. Pero está claro también que las buenas intenciones preceden a las buenas acciones, y no al revés; las buenas intenciones son necesarias. Alguna vez, en mitad del sufrimiento y la frustración de este mundo, acudieron a mí estas palabras: “Tengo motivos para pensar que no existes”. Y punto continuo, tan sólo la vista de un árbol de hojas secas bañado por la luz del otoño movía en mi alma el nacimiento de estas otras palabras: “Tengo motivos para pensar que existes”. Al final me quedé en este lado, sin despreciar jamás a los que están al otro lado. Acaso a éstos últimos no les agrade que diga: “Es bella la luz del otoño en las hojas secas de mi árbol”; y pueden replicarme: “Sin tu Dios encontrarás también esta luz de otoño en tus hojas secas”. Sé que eres contemplativo de la naturaleza, y me has de entender este sentimiento que intento expresar.
Yo desde el otro lado te saludaré, escucharé tus opiniones y trataré de explicarte y (¿por qué no?) encarecerte las mías. Aunque no las creas verdaderas, son la esencia de mi alma, hijas de mis reflexiones, y, como tales, ¿no permitirás que hable de ellas con arrobo y entusiasmo?
Has visto las estrellas desde Burguillos, una vez lo comentaste, y no necesito más para acreditarte en mi estima. También amo las estrellas y hasta la inconstante luna. Conforme mis días pasan, ansío convertir mi espada en arado. Podría recurrir a numerosas razones filosóficas, científicas y teológicas para librar batallas ideológicas, pero la flor que nace en el surco estima más la caricia del arado que la sangre que se hunde en la tierra por causa del acero de la espada.
“No sólo de pan vive el hombre”, y es cierto que sin pan no hay vida. Pero hay que querer vivir, y a veces la vida se pierde aun cuando se esté harto de pan. Recurriendo a un símil matemático: “El pan es para la vida condición necesaria… pero no suficiente”.
Un abrazo desde el lado que tú quieras.
El jardinero de las nubes.
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