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ALDEA DEL REY: Gracias Terry: Mis saludos Y como despedida por unos...

Gracias Terry: Mis saludos Y como despedida por unos días, a esta hora de la noche me ha brotado desde el rincón de mi recuerdo, un hecho de mis años aquellos, en que grupos de hombres, se reunían en la noche de los sábados en la solidaridad. Eran hombres de todas las geografías. Vaya para ellos mi recuerdo, y en especial, para quien me enseñó el oficio del ladrillo; un buen hombre de Puerto Llano, al que he recordado muchas veces. Mas de una vez, he oído hablar Del Pozo del Tio Reimundo, pero muy pocos, sabemos como nació, que gentes en las noches, burlaban a los guardias-pienso que miraban para otro lado-y que una vez colocada la cubierta, ya no lo derribaban...! Que diferentes "botellones"! No quiero decir con esto que los hombres eran mejores: simplemente se hablaba de otra manera.
Solo hace unas horas, que la caja tonta, ha hablado "la caja tonta" de aquel cura entrañable (muy triste que escaseen) y muy poco se ha hablado de como el boca a boca en la obra surtía efecto y como en una noche, se llegaba hasta la última teja.

***

Eran las voces eternas del campo, aún no repuesto de sus heridas. Fueron hombres de lo hondo del surco. Hombres morenos y tenaces, venidos del campo: de todas las geografías. Una Torre de Babel en acentos y solidaridad de ladrillo y cemento, duro y tan escaso como el pan.
SOLIDARIOS Y AUSTEROS. Hombres recién hechos, herederos de otros... silenciosos, que en un principio miraron la ciudad con recelo.
Eran hombres de toda la geografía castigada, por largos inviernos, y estaciones de sequía
Fueron hombres nocturnos, que como una burla de su destino, se unieron solidarios, con su herramienta, y sudor. Hombres muy desposeídos, pero a la vez muy llenos, muy vaciados, hacia el hermano de obra, recién llagado. Se prestaron: se prestaron en la noche y a la mañana, empapados de rocío y sudor. al amor de una hoguera vivían con gran satis facción, su obra... la gran obra de los necesitados. No faltaba el pedazo enorme de chorizo, ni tampoco el botillo. Ni tampoco alguna canción de la patria chica.
Así se fue fabricando, la ciudad de los pobres. La ciudad de los campesinos de oficio.
No faltaba entre ladrillo y ladrillo, las notas de una canción de la tierra. No falta el pensamiento para los que llegarían después.
Fue así como en las noches templadas de estío, mientras la gran ciudad dormía, que brotó, ladrillo a ladrillo; la ciudad pequeña: la ciudad de los obreros. Una ciudad pequeña que lo fué acusadora.
No recuerdo la, fecha tampoco importa mucho, Se que el mundo, como siempre se desgranaba en lamentos en alguna parte: Así los señalaban los periódicos de entonces.
Mientras, los otros, lo de siempre en los tajos mas penosos. Los hombres aguerridos, los llegados del frío, taladraron la nieve en un lugar cualquiera, en su calle pequeña por las calles de un mundo levantando la cuidad de los pobres: EL POZO DE TÍO REIMUNDO.
LIBERTAD.

bi