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ALDEA DEL REY: Contigo lloro, amigo jardinero, el crimen cometido...

Contigo lloro, amigo jardinero, el crimen cometido en los aros del tiempo que poco a poco van sembrando la madera de cualquier árbol. Unos plantan, otros talan. Pese a la eufonía enumerativa, la realidad es mucho más fea, trágica, inaceptable y censurable. ¿Delito ecológico?, para mí, sí, mucho más grave que una falta de tráfico o administrativa. Los árboles y su presencia son un indicativo fiel de la cultura de los pueblos. En Francia nació el noble arte de la jardinería y el amor por los árboles. Un libro minimalista en francés llamado L'homme qui plantait des arbres es un canto al amor a la naturaleza. Este hombre dedicó su vida a plantar semillas en el nordeste francés, en su asomada a los Alpes; consiguió en más de 50 años repoblar montañas completas. Evidentemente los prebostes de la incultura y barbarie ecológica aldeana ni conoce al autor ni leyeron el libro ni tienen interés por algo tan pedestre como la madera. Ellos a cobrar y cumplir con su sanbenito perfectamente fiel de mileuristas. Así va la cosa... Y la tragedia, como la langosta, no para. Beltegueuse anuncia la tala de los pinos de más de 35-40 años de la Solanilla; claro, hay una ventaja evidente, más aparcamientos que embellecen nuestro pueblo y que sin duda alguna, al sabor del magnífico Jamon de Cerdo Ibérico Aldeano, hará llegar turismo rural para sacarnos de donde estamos metidos hasta las orejas. Si bien, quien venga pensando en encontrar algo pintoresco o bello se llevará la desagradable sorpresa de la aldea esteparia de alquitrán y sol. Se me ocurre que para evitar los malos olores podían gasear a todos los cerdos de la población (sin doble sentido), pues seguro que los pinos estarían cometiendo algún delito en la calle, tal vez ser los portadores de la oruga procesionaria que anuncia cada año la llegada de la inminente primavera, pero ve tú a enseñar a un cabestro cuando quien pulpita es un burro.