Ser vulnerable no es ser débil. Al contrario, sólo una persona firme y madura puede permitirse conocer su propia vulnerabilidad, aceptarla y dejar que se sepa.
Además de enseñar, enseña a dudar de lo que has enseñado.
¡ese es el tractor de mi abuelo!
Si quieres miel no des puntapiés sobre la colmena.