Trabajaban de sol a sol. A mediodía descansaban a la
sombra de unos haces de mies, después del refrigerio de
comida en merendera, bota de vino y cántaro de
agua.
Surco tras surco terminaban el tajo, hacinando los haces para ser acarreados con el
carro o galera.
Compañera de los dediles es la zoqueta, protección hecha de madera para los dedos y la mano, sujeta con una cinta a la muñeca.