Llegados al pie del pequeño cerro, sobre el que se asienta el
castillo de
Alhambra, voy y le digo a mi primo: - Como tenenemos poco tiempo, subimos de una carrera hasta el castillo, hacemos las
fotos y bajamos corriendo. ( Yo se lo decía de una forma figurada, claro; no tenía porqué ser así de rápido ). Mi primo mira hacia la cuesta que lleva al castillo y se queda mirando. - Pues... No se... Mejor me quedo a esperarte y subes tú solo.
- ¿Me esperas aquí diez minutos?
- No te preocupes, que de
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