El
cementerio, representa el lugar cerrado, lúgubre, donde moran los difuntos. Esta separado del mundo de los vivos por una elevada tapia que disimula o esconde a la vista, la fría
arquitectura funeraria y es reconocida por los espigados
cipreses que lo circundan.
La
piedra de las tumbas invita a su perennidad, las señas labradas, y la imagen o
fotografía del difunto manifiestan una simbología determinada, la perpetuación, en este otro mundo, de su memoria.