Me dirijo al
bar de la
esquina (donde empieza la
calle la
posada) y le pido un café. El señor del bar, me mira, como estudiandome (me da la impresión de que me quiere sacar por la pinta, porque intuye que soy de allí). En el bar hay tres hombres jóvenes y dos mayores (están charlando tranquilamente).
Es temprano, para la misa de doce y me voy hasta el
Calvario. Una señora mayor, que sale tras la cortina de la
puerta, con una escoba, hace como que barre; pero no deja de mirarme (de reojo). Sigo tranquilamente
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