El consejo de árboles estaba reunido, el sauce, el pino y el álamo.
La tardecita se estaba haciendo noche en el bosque de Para Siempre.
A lo lejos, los sapitos croaban sus canciones al borde del arroyo cantarín, que había despertado de su siesta para oír la Gran Conversación. Esto no sucedía muy a menudo, solo cuando ocurría algo muy pero muy importante. El valioso manto que luce la Virgen ha sido bordado en oro.