Ahora, añádele las esperanzas y permite que repose, hasta que doble su tamaño. La paciencia es una virtud que a la larga genera sus frutos. Las palabras sirven de bien poco si no se hacen realidad en nuestra vida. Si se quedan sólo en nuestros labios, se las lleva el viento. Las obras, en cambio, tienen una consistencia y una fuerza distinta. Aunque no estén acompañadas de palabras. Más, aunque, a veces, contradigan las palabras. Con seguridad, van a generar una perturbación y una tensión máximas en los campos cósmicos, solares y planetarios. Estrecho me lo dé Dios, y pan para todo el año.