¡Oh Corazón clementísimo de Jesús, divino propiciatorio por el cuál prometió el Eterno Padre que oiría siempre nuestras oraciones! Yo me uno con vosotros para ofrecer a Vuestro Eterno Padre este mi pobre y mezquino corazón, contrito y humillado en su divino acatamiento, y deseo reparar cumplidamente sus ofensas, en especial las que recibís de continuo en la Eucaristía, y señaladamente las que yo por mi desgracia también he cometido. Me parece, que esa imagen es la del sagrado corazon de jesus. Santo de la iglesia de Alhambra.