¡Qué importa haber sufrido, si ya no hay soledad!
¡Qué importa haber llorado, si hoy ríe al caminar!
Sus lágrimas secaron las Manos de su Dios, y en perlas se tornaron de valor espiritual.
¡Qué importa haber llorado, si hoy ríe al caminar!
Sus lágrimas secaron las Manos de su Dios, y en perlas se tornaron de valor espiritual.