ALHAMBRA: ¡Qué importa haber sufrido, si ya no hay soledad! ¡Qué...

¡Qué importa haber sufrido, si ya no hay soledad!
¡Qué importa haber llorado, si hoy ríe al caminar!
Sus lágrimas secaron las Manos de su Dios, y en perlas se tornaron de valor espiritual.