Expone también, para que el consejo sea completo, los riesgos que entraña esta suerte, considerándola el maestro muy expuesta con “los toros que ganan terreno y rematan en el bulto; pues como la muleta está sólo en una mano, y se desvía tanto del cuerpo, se cuelan estos toros y cuando no arrollan en la suerte al diestro, lo embrocan por la espalda, y es necesario que salga con pies para librarse. Y para evitar semejante peligro, cuando el diestro se ponga a citar al toro para el pase regular, deberá otro torero ponerse al lado de la plaza con un capotillo, y cuando parta se lo echará a la cabeza, para que poniendo la atención en ambos engaños se evite la colada”.