San Blas 3 de febrero.
Huyendo de la persecución, se retira al campo y se oculta en una cueva, donde cura a los animales enfermos con la señal de la cruz.
Descubierto por cazadores, y encarcelado, curará milagrosamente a un niño agonizante a causa de una espina clavada en su garganta. (Por eso, será abogado contra las enfermedades de garganta.) Recuperará para una pobre mujer el cerdito que le arrebatara un lobo, llevándole a la agraciada comida y candelas: comida y candelas que solemnizarán después la fiesta del santo y se repetirán en la iconografía.
Por fin, morirá decapitado, pero no sin haber sido sometido al tormento con peines de cardador. Será, por eso, patrón de cardadores.
Hermosas leyendas fruto y estímulo de una piedad ingenua, pero sincera, que sirvieron de fuente inspiradora artística. Una realidad siempre actual: bienaventurado el pobre que pone su confianza en el Señor, aunque sin descuidar -claro está- colaborar con el humilde esfuerzo personal.
Huyendo de la persecución, se retira al campo y se oculta en una cueva, donde cura a los animales enfermos con la señal de la cruz.
Descubierto por cazadores, y encarcelado, curará milagrosamente a un niño agonizante a causa de una espina clavada en su garganta. (Por eso, será abogado contra las enfermedades de garganta.) Recuperará para una pobre mujer el cerdito que le arrebatara un lobo, llevándole a la agraciada comida y candelas: comida y candelas que solemnizarán después la fiesta del santo y se repetirán en la iconografía.
Por fin, morirá decapitado, pero no sin haber sido sometido al tormento con peines de cardador. Será, por eso, patrón de cardadores.
Hermosas leyendas fruto y estímulo de una piedad ingenua, pero sincera, que sirvieron de fuente inspiradora artística. Una realidad siempre actual: bienaventurado el pobre que pone su confianza en el Señor, aunque sin descuidar -claro está- colaborar con el humilde esfuerzo personal.