Así, los nuevos pobladores necesitaron clérigos de la Orden y edificios adecuados que garantizaran la administración de los sacramentos y la recristianización del territorio. Ello hizo que las primeras construcciones fueran una simbiosis de fortaleza-templo, situada en posiciones elevadas dominando el territorio: Alhambra, Fuenllana, Alcubillas, Montiel, Torres, Torre de Juan Abad, Terrinches, Almedina.