Apostolado cuyas solas armas son la oración, la penitencia, la consagración, la humildad, la pureza, el amor y la caridad. Ejército que nos anima a perseverar, tener constancia, luchar y sacrificarse, pedir perdón de nuestras faltas, rogar por la conversión nuestra y de nuestros hermanos, para cosechar frutos de santidad, fraternidad y eternidad entre todos los hombres y , así, un día cantar en el cielo con Nuestra Señora, nuestra Madre, Reina y Capitana las alabanzas al Dios Santo, al Dios Inmortal en compañia de todos los ángeles y todos los Santos.