La maestra era alegre. ¡Pobre mujer herida!
Su sonrisa fue un modo de llorar con bondad.
Por sobre la sandalia rota y enrojecida,
Era ella la insigne flor de su santidad.
Su sonrisa fue un modo de llorar con bondad.
Por sobre la sandalia rota y enrojecida,
Era ella la insigne flor de su santidad.