Querida prima:
Agradezco tus palabras de aliento que me imprimen fuerza y ganas para seguir comunicando aquí.
Pero he de puntualizar que los merecimientos de lo que yo transmito no me pertenecen, sino que son implícitos de las personas, las vivencias y los lugares nombrados, que van grabando a fuego, impregnado de generosidad, las mejores leyendas y sensaciones.
Al tiempo, van configurando nuestra
historia más cercana y querida.
Se trata de que no se pierdan los inigüalables valores y momentos
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