Es como empieza narrando una persona su encuentro con los periodistas que escribieron el reportaje sobre Almadén en el ABC el pasado 5 de febrero.
Texto completo
Era una de tantas mañanas del mes de enero en la que la luz lo inundaba todo. La jornada laboral discurría envuelta en la agradable monotonía del que se sabe afortunado por lo que hace y por que lo hace donde quiere.
Estando en estas recibí la llamada de un buen amigo que me comentaba la llegada a Almadén de un par de “periodistas” que venían a hacer un reportaje de nuestra situación económica y social y que, al parecer, estaban muy interesados en conocer mi historia profesional…
Lo primero que me manifestaron fue la agradable sorpresa que se habían llevado al aterrizar aquí y descubrir, para su asombro, que la idea preconcebida que de nuestro pueblo traían, para nada se correspondía con la realidad. Esperaban encontrarse con un pueblo gris, sin actividad alguna, de gentes errantes, tristes y desocupadas, de pensionistas mano sobre mano (que también los hay) y un ambiente de abnegada resignación ante nuestro futuro, condicionado, sin duda, por un pasado tan ligado a la mina que no dejaba lugar más que a un futuro incierto y desalentador.
Nos comentaron que, tras revisar todo lo que sobre Almadén se había escrito y producido, venían con la intención de mostrar un enfoque totalmente distinto, más positivo y dinámico, que dejara ver las nuevas ideas e iniciativas que de aquí surgían, canalizadas a través de la gente joven que, con sus iniciativas empresariales, se planteaban un futuro en Almadén desligado de la minería y con unos planteamientos forzosamente distintos a los de sus padres y abuelos.
La ideal era atractiva y alentadora pues se trataba de reflejar en un medio de difusión nacional todos nuestros anhelos, esperanzas e ilusiones, esas que nos hacen levantar cada mañana y luchar por un porvenir y un pueblo en el que creemos profundamente.
Convencidos como digo por este planteamiento, entregamos nuestro tiempo, pusimos a su disposición nuestros conocimientos y opiniones y fuimos partícipes del artículo que habría de mostrar a España entera, semanas después, las nuevas corrientes empresariales y sociales que habrán de convertirse, irremediablemente, en motor de la vida de Almadén.
(…)
Criticar punto por punto las mil y una fantochadas, despropósitos, tergiversaciones y manipulaciones de la realidad con las que el mencionado artículo nos sorprendió al ser publicado en el Suplemento Dominical del Diario ABC, sería una labor tan larga como seguramente infructuosa, ya que, una vez más, el daño está hecho.
Nos queda, como casi siempre, el derecho al pataleo, a pedir, suplicar si es necesario, que no nos engañen más, que sean conscientes de que nuestra situación ya es bastante delicada como para tener que cargar constantemente con las cruces que otros ponen sobre nuestras espaldas.
Decirles que no es cierto que admitamos limosnas, siendo “la única comarca de toda España que aceptará sin ponerse en pie de guerra convertirse en el cementerio europeo para residuos de mercurio” y que “cualquier trozo de pan que llevarse a la boca” aquí no es bienvenido a cualquier precio. Aceptaremos tratar residuos de mercurio por que sabemos como hacerlo después de miles de años y si las garantías técnicas y medioambientales son absolutas. Y solo de mercurio. No nos pongan a prueba. Una vez ya lo intentaron…
Decirles que no es cierto que la gente de Almadén , jóvenes o mayores, tengamos que viajar trescientos kilómetros para realizar actividades tan cotidianas como “salir de marcha” o ir de compras. Si se preocuparan por algo más que el servir como mercenarios con su pluma, se habrían dado cuenta que gentes de toda nuestra Comarca vienen a esta, que también es su casa, a realizar tanto una actividad como la otra y si en cualquier caso esto fuera cierto (que no lo es) ciudades como Córdoba o Ciudad Real quedan algo más cerca…
Decirles que no es cierto que vayan a ayudar a Almadén con primeros planos de bidones con calaveras, con fotos panorámicas retocadas que, lejos de la realidad, hacen parecer a Almadén un pueblo gris, contaminado y triste, con artículos manidos y reiterativos que versan sobre las propiedades contaminantes del mercurio, certificados de defunción, dramas sociales, hidrargirismo, formas de sudar y conformismo, pasando de puntillas por todos nuestros proyectos de futuro: el parque minero, la autovía, el almacén de residuos, las nuevas iniciativas empresariales…
Decirles que no es cierto que en Almadén seamos o nos sintamos “Rehenes del Mercurio”, de ese líquido metal que salpica las piedras de nuestras entrañas y es la piedra angular de nuestra historia. Más tiempo y con más razón nos hemos sentido Rehenes de un Estado que tanto nos debe y que tantas veces, desagradecido, mira hacia otro sitio incapaz de asumir la rémora histórica que mantiene con este su fiel servidor durante tantos siglos.
Rehenes de las mentiras, de los que camuflan la verdad, de los que no tienen el valor suficiente para cambiar una idea preconcebida aunque esté ante sus ojos la más evidente de las realidades. Rehenes de las etiquetas, del miedo al cambio, quizá más del vuestro que del nuestro propio, Rehenes del olvido, Rehenes de la historia., Rehenes de los mercenarios, de los que todavía vienen y de tantos otros que ya se fueros con los bolsillos llenos a costa de la recuperación de un pueblo… ¿Rehenes del Mercurio?.(!!!).
Decirles que no es cierto que vivamos en una aldea aislada entre las montañas en la que carecemos de todo, lejos del mundo, incomunicados, viajando en helicóptero al núcleo habitado más cercano, a saber Puertollano, cada vez que necesitamos una aspirina o una inyección. Que no es cierto que a nuestro pueblo se acceda a través de tortuosos caminos de montañas, a lomos de caballería, y lo primero que ves es una nube tóxica que se levanta a modo de seta y propicia un ambiente gris azulado como nos quieren hacer ver en la fotografía… que no es cierto que te regalen una choza para vivir en esta aldea por que nadie quiere hacerlo…
Fotografía publicada en ABC Almadén, una semana después.
Sí es cierto que Almadén y su Comarca tienen una riqueza potencial difícilmente superable en sus recursos naturales, en sus monumentos arquitectónicos, en sus entrañas y su historia, pero y sobretodo, en la voluntad de sus gentes, en sus ganas de superación, de cambio sereno y pausado pero firme, hacia otro tipo de vida distinta a la que han visto tantos siglos de historia.
Almadén, directa o indirectamente, ha sufrido durante toda su historia la agresión y el desagravio de piratas y corsarios de muy distinta índole.
El tráfico indiano, barcos cargados de mercancías para la colonización y explotación de América, contaba como una de las mercancías más preciadas el mercurio que salía de nuestras Minas de Almadén, que, como todos sabéis, se usaban para la obtención por amalgama del oro y la plata. Hacia 1.521 comienza a verse afectado por los ataques de los corsarios franceses Jean Ango y Fleury. Carlos V adopta medidas protectoras para el tráfico indiano, como la Real Provisión de 13 de junio de 1522. Se juzga necesario crear una armada para proteger las flotas de Indias. Un "asiento" suscrito en Sevilla con los comerciantes de esta ciudad ordena "hacer una armada contra corsarios repartiendo el gasto de la avería en lo que se truxese de las Indias y entre los moradores de los puertos interesados".
Siglos después, nos vemos de nuevo y una vez más, abordados. Estos Piratas del S. XXI no roban cargamentos, ni siegan vidas, no tienen malas formas ni usan la violencia, ni tan siquiera surcan los mares en vergeles de guerra rematados con una bandera negra. Quizá peor, faltan intencionadamente a la verdad, la tergiversan hasta obtener el producto que ellos, o sus pagadores, desean. Juegan con ilusiones, anhelos y esperanzas. Hacen sangre allá donde el dolor lleva ya tiempo morando, donde saben que el tiempo no sobra, aunque lo parezca. Aparecen en momentos cruciales con el único objetivo de confundir a la opinión pública…
Quizá sea el momento de unirnos todos los que creemos que Almadén es y puede ser otra cosa y, como hizo Carlos V en su día, hacer otra armada común contra estos nuevos corsarios, Los Corsarios de la Palabra.
ESTO ES REALMENTE LO QUE PASO.
M.s.s.
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Era una de tantas mañanas del mes de enero en la que la luz lo inundaba todo. La jornada laboral discurría envuelta en la agradable monotonía del que se sabe afortunado por lo que hace y por que lo hace donde quiere.
Estando en estas recibí la llamada de un buen amigo que me comentaba la llegada a Almadén de un par de “periodistas” que venían a hacer un reportaje de nuestra situación económica y social y que, al parecer, estaban muy interesados en conocer mi historia profesional…
Lo primero que me manifestaron fue la agradable sorpresa que se habían llevado al aterrizar aquí y descubrir, para su asombro, que la idea preconcebida que de nuestro pueblo traían, para nada se correspondía con la realidad. Esperaban encontrarse con un pueblo gris, sin actividad alguna, de gentes errantes, tristes y desocupadas, de pensionistas mano sobre mano (que también los hay) y un ambiente de abnegada resignación ante nuestro futuro, condicionado, sin duda, por un pasado tan ligado a la mina que no dejaba lugar más que a un futuro incierto y desalentador.
Nos comentaron que, tras revisar todo lo que sobre Almadén se había escrito y producido, venían con la intención de mostrar un enfoque totalmente distinto, más positivo y dinámico, que dejara ver las nuevas ideas e iniciativas que de aquí surgían, canalizadas a través de la gente joven que, con sus iniciativas empresariales, se planteaban un futuro en Almadén desligado de la minería y con unos planteamientos forzosamente distintos a los de sus padres y abuelos.
La ideal era atractiva y alentadora pues se trataba de reflejar en un medio de difusión nacional todos nuestros anhelos, esperanzas e ilusiones, esas que nos hacen levantar cada mañana y luchar por un porvenir y un pueblo en el que creemos profundamente.
Convencidos como digo por este planteamiento, entregamos nuestro tiempo, pusimos a su disposición nuestros conocimientos y opiniones y fuimos partícipes del artículo que habría de mostrar a España entera, semanas después, las nuevas corrientes empresariales y sociales que habrán de convertirse, irremediablemente, en motor de la vida de Almadén.
(…)
Criticar punto por punto las mil y una fantochadas, despropósitos, tergiversaciones y manipulaciones de la realidad con las que el mencionado artículo nos sorprendió al ser publicado en el Suplemento Dominical del Diario ABC, sería una labor tan larga como seguramente infructuosa, ya que, una vez más, el daño está hecho.
Nos queda, como casi siempre, el derecho al pataleo, a pedir, suplicar si es necesario, que no nos engañen más, que sean conscientes de que nuestra situación ya es bastante delicada como para tener que cargar constantemente con las cruces que otros ponen sobre nuestras espaldas.
Decirles que no es cierto que admitamos limosnas, siendo “la única comarca de toda España que aceptará sin ponerse en pie de guerra convertirse en el cementerio europeo para residuos de mercurio” y que “cualquier trozo de pan que llevarse a la boca” aquí no es bienvenido a cualquier precio. Aceptaremos tratar residuos de mercurio por que sabemos como hacerlo después de miles de años y si las garantías técnicas y medioambientales son absolutas. Y solo de mercurio. No nos pongan a prueba. Una vez ya lo intentaron…
Decirles que no es cierto que la gente de Almadén , jóvenes o mayores, tengamos que viajar trescientos kilómetros para realizar actividades tan cotidianas como “salir de marcha” o ir de compras. Si se preocuparan por algo más que el servir como mercenarios con su pluma, se habrían dado cuenta que gentes de toda nuestra Comarca vienen a esta, que también es su casa, a realizar tanto una actividad como la otra y si en cualquier caso esto fuera cierto (que no lo es) ciudades como Córdoba o Ciudad Real quedan algo más cerca…
Decirles que no es cierto que vayan a ayudar a Almadén con primeros planos de bidones con calaveras, con fotos panorámicas retocadas que, lejos de la realidad, hacen parecer a Almadén un pueblo gris, contaminado y triste, con artículos manidos y reiterativos que versan sobre las propiedades contaminantes del mercurio, certificados de defunción, dramas sociales, hidrargirismo, formas de sudar y conformismo, pasando de puntillas por todos nuestros proyectos de futuro: el parque minero, la autovía, el almacén de residuos, las nuevas iniciativas empresariales…
Decirles que no es cierto que en Almadén seamos o nos sintamos “Rehenes del Mercurio”, de ese líquido metal que salpica las piedras de nuestras entrañas y es la piedra angular de nuestra historia. Más tiempo y con más razón nos hemos sentido Rehenes de un Estado que tanto nos debe y que tantas veces, desagradecido, mira hacia otro sitio incapaz de asumir la rémora histórica que mantiene con este su fiel servidor durante tantos siglos.
Rehenes de las mentiras, de los que camuflan la verdad, de los que no tienen el valor suficiente para cambiar una idea preconcebida aunque esté ante sus ojos la más evidente de las realidades. Rehenes de las etiquetas, del miedo al cambio, quizá más del vuestro que del nuestro propio, Rehenes del olvido, Rehenes de la historia., Rehenes de los mercenarios, de los que todavía vienen y de tantos otros que ya se fueros con los bolsillos llenos a costa de la recuperación de un pueblo… ¿Rehenes del Mercurio?.(!!!).
Decirles que no es cierto que vivamos en una aldea aislada entre las montañas en la que carecemos de todo, lejos del mundo, incomunicados, viajando en helicóptero al núcleo habitado más cercano, a saber Puertollano, cada vez que necesitamos una aspirina o una inyección. Que no es cierto que a nuestro pueblo se acceda a través de tortuosos caminos de montañas, a lomos de caballería, y lo primero que ves es una nube tóxica que se levanta a modo de seta y propicia un ambiente gris azulado como nos quieren hacer ver en la fotografía… que no es cierto que te regalen una choza para vivir en esta aldea por que nadie quiere hacerlo…
Fotografía publicada en ABC Almadén, una semana después.
Sí es cierto que Almadén y su Comarca tienen una riqueza potencial difícilmente superable en sus recursos naturales, en sus monumentos arquitectónicos, en sus entrañas y su historia, pero y sobretodo, en la voluntad de sus gentes, en sus ganas de superación, de cambio sereno y pausado pero firme, hacia otro tipo de vida distinta a la que han visto tantos siglos de historia.
Almadén, directa o indirectamente, ha sufrido durante toda su historia la agresión y el desagravio de piratas y corsarios de muy distinta índole.
El tráfico indiano, barcos cargados de mercancías para la colonización y explotación de América, contaba como una de las mercancías más preciadas el mercurio que salía de nuestras Minas de Almadén, que, como todos sabéis, se usaban para la obtención por amalgama del oro y la plata. Hacia 1.521 comienza a verse afectado por los ataques de los corsarios franceses Jean Ango y Fleury. Carlos V adopta medidas protectoras para el tráfico indiano, como la Real Provisión de 13 de junio de 1522. Se juzga necesario crear una armada para proteger las flotas de Indias. Un "asiento" suscrito en Sevilla con los comerciantes de esta ciudad ordena "hacer una armada contra corsarios repartiendo el gasto de la avería en lo que se truxese de las Indias y entre los moradores de los puertos interesados".
Siglos después, nos vemos de nuevo y una vez más, abordados. Estos Piratas del S. XXI no roban cargamentos, ni siegan vidas, no tienen malas formas ni usan la violencia, ni tan siquiera surcan los mares en vergeles de guerra rematados con una bandera negra. Quizá peor, faltan intencionadamente a la verdad, la tergiversan hasta obtener el producto que ellos, o sus pagadores, desean. Juegan con ilusiones, anhelos y esperanzas. Hacen sangre allá donde el dolor lleva ya tiempo morando, donde saben que el tiempo no sobra, aunque lo parezca. Aparecen en momentos cruciales con el único objetivo de confundir a la opinión pública…
Quizá sea el momento de unirnos todos los que creemos que Almadén es y puede ser otra cosa y, como hizo Carlos V en su día, hacer otra armada común contra estos nuevos corsarios, Los Corsarios de la Palabra.
ESTO ES REALMENTE LO QUE PASO.
M.s.s.