CRÓNICA TAURINA
Plaza de toros de Almadenejos.
Previo el permiso de la autoridad competente, organizada por el Ayuntamiento de la villa, comisión de festejo del mismo y con motivo de la festividad de la virgen del Rosario, se ha celebrado el pasado sábado día 1, la esperada y tradicional suelta de vaquillas, (siete) compradas y seleccionadas por un entendido ganadero de esta villa al que tenemos que estar todos agradecidos.
Las vaquillas llegaron en camión por la mañana, y previo pago (1.800 Euros) son enchiqueradas. El ganadero no sabe que este Ayuntamiento no debe nada, y no se fía (desconfiado)
A las 17,30, hacen su entrada todas las peñas, que con regocijo se disponen a disfrutar de las siete vaquillas prometidas y engordadas para la ocasión.
Después del tradicional paseillo tiene lugar la suelta de la primera vaquilla, el pelo brillante muestra su sobradas alimentación, la emoción la embarga y da una vuelta al ruedo y se sienta en la puerta de chiquero, y mirando al tendido, al emocionado publico, recibe los aplausos de la afición, ante tal éxito se niega a levantarse y rodeada de los mozos que la consuelan, es sacada con honores.
La segunda; con parecido pelaje consigue dar dos vueltas al ruedo y nuevamente emocionada por tan tremendo éxito muere, dicen que de un infarto, yo digo que de parada cardio respiratoria, (vamos del atracón)
La tercera; de pelaje rojizo es la única que da un poco de juego, algunos revolcones y para de contar, pide descansar y la encierran.
La cuarta; No quiere levantarse del chiquero, y es apuntillada sin dar la cara, (desagradecida después de hartarse de comer)
La quinta; La rojilla otra vez, la pobre tiene que dar la cara por todas sus desagradecidas compañeras.
La de la peña de los peques, regular poro cumple.
La seis y la siete, son rechazadas por el Sr. veterinario por viejas, según dijo con mas de 10 años.
Y se termina la tarde con los aplausos de la afición que abandona la plaza tan emocionada que se les olvida sacar a hombros a los ganaderos participes de la tan acertada selección, y la tarde será recordada para siempre en los anales de la historia de Almadenejos por su éxito y esplendor.
Lo del domingo ni sorpresa ni tradición, sin comentario.
Plaza de toros de Almadenejos.
Previo el permiso de la autoridad competente, organizada por el Ayuntamiento de la villa, comisión de festejo del mismo y con motivo de la festividad de la virgen del Rosario, se ha celebrado el pasado sábado día 1, la esperada y tradicional suelta de vaquillas, (siete) compradas y seleccionadas por un entendido ganadero de esta villa al que tenemos que estar todos agradecidos.
Las vaquillas llegaron en camión por la mañana, y previo pago (1.800 Euros) son enchiqueradas. El ganadero no sabe que este Ayuntamiento no debe nada, y no se fía (desconfiado)
A las 17,30, hacen su entrada todas las peñas, que con regocijo se disponen a disfrutar de las siete vaquillas prometidas y engordadas para la ocasión.
Después del tradicional paseillo tiene lugar la suelta de la primera vaquilla, el pelo brillante muestra su sobradas alimentación, la emoción la embarga y da una vuelta al ruedo y se sienta en la puerta de chiquero, y mirando al tendido, al emocionado publico, recibe los aplausos de la afición, ante tal éxito se niega a levantarse y rodeada de los mozos que la consuelan, es sacada con honores.
La segunda; con parecido pelaje consigue dar dos vueltas al ruedo y nuevamente emocionada por tan tremendo éxito muere, dicen que de un infarto, yo digo que de parada cardio respiratoria, (vamos del atracón)
La tercera; de pelaje rojizo es la única que da un poco de juego, algunos revolcones y para de contar, pide descansar y la encierran.
La cuarta; No quiere levantarse del chiquero, y es apuntillada sin dar la cara, (desagradecida después de hartarse de comer)
La quinta; La rojilla otra vez, la pobre tiene que dar la cara por todas sus desagradecidas compañeras.
La de la peña de los peques, regular poro cumple.
La seis y la siete, son rechazadas por el Sr. veterinario por viejas, según dijo con mas de 10 años.
Y se termina la tarde con los aplausos de la afición que abandona la plaza tan emocionada que se les olvida sacar a hombros a los ganaderos participes de la tan acertada selección, y la tarde será recordada para siempre en los anales de la historia de Almadenejos por su éxito y esplendor.
Lo del domingo ni sorpresa ni tradición, sin comentario.