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ALMADENEJOS: El fallecimiento de Fernando Lozano Montes en la prensa...

El fallecimiento de Fernando Lozano Montes en la prensa

«Don Fernando Lozano (Demófilo). Ha muerto el apóstol del librepensamiento, patriarca del republicanismo español. La república queda en gran deuda con él. La democracia está de duelo. La muerte nos ha arrebatado una de las figuras más preeminentes del republicanismo español; D. Fernando Lozano, que popularizó y glorificó el hombre de «Demófilo». Luchador de recia estirpe y de arraigadas convicciones, fundó, con Chíes, el periódico «Las Dominicales», que modeló la contextura espiritual de varias generaciones y que durante un cuarto de siglo fue bandera del librepensamiento y del republicanismo en España. La ingratitud de los hombres ha amargado los últimos años de su vida patriarcal. A raíz del advenimiento de la República del 14 de abril la Prensa liberal ensalzó justamente la personalidad de «Demófilo» y pidió para él la más alta recompensa, que fuese como un tributo a su acendrado republicanismo. Pero el homenaje quedó en proyecto y no es de esperar que se realice en estas horas de defección, de regresión al pasado... «Demófilo» fue un símbolo del republicanismo español y una de las instituciones más injustamente olvidadas. Heraldo de Madrid se asocia de todo corazón al duelo de la democracia. Y ante el cadáver del patriarca dice a todos los republicanos españoles que lo sean de corazón: «No le lloréis; imitadle.»
La personalidad de «Demófilo». Nació D. Fernando Lozano, «Demófilo», en Almadenejos (Ciudad Real) en 1 de agosto de 1844. Había, pues, cumplido los noventa y un años. En Almadén estudió las primeras letras. Más tarde se trasladó a Madrid con su familia y cursó sus estudios en la Academia de Administración Militar y en la Universidad. Se licenció en Filosofía y Letras y siguió la carrera de Administración Militar. Su nombre apareció al pie de artículos sensacionales y combativos. Intervinieron las autoridades militares y se le prohibió escribir. Entonces eligió el seudónimo do «Demófilo», que le hizo célebre, y prosiguió con él sus campañas periodísticas, animadas siempre de un vivo espíritu anticlerical. Al ser proclamado rey de España don Amadeo se negó D. Fernando Lozano a prestarle juramento de fidelidad, por lo que fue separado del Ejército. Después, al advenimiento de la primera República, fue repuesto en su cargo. Siendo capitán fundó en 1883, con D. Ramón Chíes, «Las Dominicales», que fue portavoz y antorcha del librepensamiento en España. Pero apercibido por sus superiores no afines ideológicamente abandonó el Ejército y se dedicó de lleno al periodismo y a la enseñanza. fue nombrado profesor auxiliar de la cátedra de Literatura de la Universidad de Madrid, cargo en el que lo sustituyó más tarde D. José Canalejas y Méndez. Viajó luego por Europa y América y organizó el Congreso Internacional del Librepensamiento, celebrado en Madrid, al que asistieron relevantes personalidades del arte y de la política de todos los países europeos y americanos. Republicano prestigioso, ocupó puestos preeminentes y de dirección en los partidos que laboraban por derrocar la Monarquía. fue presidente durante mucho tiempo de Unión Republicana, y en los tiempos inmediatos a la instauración de la República trabajó con gran ardimiento en este organismo político. Su obra –muy considerable– desperdigada queda por las páginas de los periódicos españoles y americanos. Aparte sus diatribas políticas y anticlericales escribió trabajos puramente literarios y un «Compendio de Hacienda pública», que sirvió de texto a los alumnos de la Academia de Intendencia. Sus amigos y admiradores reunirán en varios tomos sus mejores artículos. fue, en suma, D. Fernando Lozano, «Demófilo», un gran apóstol laico y un ciudadano ejemplar. Descanse en paz.
A los veteranos de la República. La Junta directiva de esta Agrupación ha recibido la triste noticia del fallecimiento del veterano, luchador y consecuente republicano don Fernando Lozano «Demófilo», socio de honor de esta entidad. Al participar tan sensible pérdida cúmplenos expresar la condolencia que embarga nuestro ánimo, por tratarse de tan esforzado paladín de la causa republicana. Por la presente nota participamos a nuestros asociados la obligación de asistir al entierro de nuestro llorado consocio.» (Heraldo de Madrid, sábado 28 de septiembre de 1935, pág. 16.)