Cuando, en el siglo XVI, se descubrió el procedimiento de amalgamación en frío de la metalurgia de oro y plata, el trasiego entre Almadenejos-Almadén y el Puerto de Sevilla, para embarcar hacia las Américas era constante. Los galeones regresaban cargados de los preciados metales y las comitivas de nuestro pueblo regresan con herramientas para seguir laboreando el cinabrio y ropas y calzado para el personal que trabajaba en este medio.
Era tal la riqueza de intercambio que tenían las comitivas de transporte el apoyo logístico y la protección que fuese necesaria. Se dotó al Gobernador de nuestras Minas de numerosos carros de bueyes para realizar los traslados. A los arrieros y boyeros se les concedió autoridad plena para disponer de los pastos, leña y madera para arreglar carros de las dehesas por las que pasaban. Eran considerados miembros de la Orden de Calatrava y ostentaban los mayores privilegios por los pueblos de la ruta. Tenían además poderes y potestad para embargar bienes en los pueblos que atravesaban, como bueyes, mulas, carros y enseres para la protección y el envase del mienral
Los carros discurrían por dos rutas distintas, una de 46 y otra de 48 leguas y tardaban mes y medio en realizar el viaje. Trransportaban cerca de 500 kg.
Las mulas, por una ruta más corta, de unas 34 leguas de recorrido, tardaban una semana solamente. Las mulas eran utilizadas en verano, porque soportaban mejor el calor y la falta de pastos, pero cargaban sólo 46 Kg.
Todas las rutas (tres) eran coincidentes hasta el pueblo de Azuaga, pasando anteriormente por Santa Eufemia, El Viso, Hinojosa del Duque, Valsequilla, Fuente Obejuna y Granja de Torrehermosa. Una vez allí, la de mulas discurría por MalCocinada, Cazalla de la Sierra, el Pedroso y Cantillana hasta confluir nuevamente con una de las rutas de Bueyes (la que utilizaba el camino más largo) para cruzar el Guadalquivir hasta Brenes y subir por la margen derecha del río hasta Sevilla.
Las rutas de bueyes en cambio, desde Azuaga partía una hacia Berlana, Leerena, Montemolín, Monesterio, Santa Olalla, El Ronquillo, Castillblanco de los Arroyos, Guillena y Santiponce, desde donde se dirigía al puente de Triana.
La otra de bueyes desde Azuaga, MalCocinada, Alanis, constantina, Lora del Río, Cantillana, Tocina y Brenes donde ya había cruzado el río y subí por donde la hacía la de mulas (margen derecho del río) hasta Sevilla.
Segurirá la leyenda, basada en la historia.
Cartucho.
Era tal la riqueza de intercambio que tenían las comitivas de transporte el apoyo logístico y la protección que fuese necesaria. Se dotó al Gobernador de nuestras Minas de numerosos carros de bueyes para realizar los traslados. A los arrieros y boyeros se les concedió autoridad plena para disponer de los pastos, leña y madera para arreglar carros de las dehesas por las que pasaban. Eran considerados miembros de la Orden de Calatrava y ostentaban los mayores privilegios por los pueblos de la ruta. Tenían además poderes y potestad para embargar bienes en los pueblos que atravesaban, como bueyes, mulas, carros y enseres para la protección y el envase del mienral
Los carros discurrían por dos rutas distintas, una de 46 y otra de 48 leguas y tardaban mes y medio en realizar el viaje. Trransportaban cerca de 500 kg.
Las mulas, por una ruta más corta, de unas 34 leguas de recorrido, tardaban una semana solamente. Las mulas eran utilizadas en verano, porque soportaban mejor el calor y la falta de pastos, pero cargaban sólo 46 Kg.
Todas las rutas (tres) eran coincidentes hasta el pueblo de Azuaga, pasando anteriormente por Santa Eufemia, El Viso, Hinojosa del Duque, Valsequilla, Fuente Obejuna y Granja de Torrehermosa. Una vez allí, la de mulas discurría por MalCocinada, Cazalla de la Sierra, el Pedroso y Cantillana hasta confluir nuevamente con una de las rutas de Bueyes (la que utilizaba el camino más largo) para cruzar el Guadalquivir hasta Brenes y subir por la margen derecha del río hasta Sevilla.
Las rutas de bueyes en cambio, desde Azuaga partía una hacia Berlana, Leerena, Montemolín, Monesterio, Santa Olalla, El Ronquillo, Castillblanco de los Arroyos, Guillena y Santiponce, desde donde se dirigía al puente de Triana.
La otra de bueyes desde Azuaga, MalCocinada, Alanis, constantina, Lora del Río, Cantillana, Tocina y Brenes donde ya había cruzado el río y subí por donde la hacía la de mulas (margen derecho del río) hasta Sevilla.
Segurirá la leyenda, basada en la historia.
Cartucho.