MALEDICENCIA
Como dijera de manera cómica Tito Maccio Plauto (251—184 a. C.), el autor de comedias latino:
Los que propagan el chisme y los que lo escuchan, todos ellos deberían ser colgados: los propagadores por la lengua, y los oyentes por las orejas.
Maledicencia es sinónimo de calumnia, difamación, engaño, mentira, malicia y vituperio. La forma de lograr que se produzca la maledicencia es divulgando informes falsos, parciales o medias verdades, dando a conocer algún hecho de forma maliciosa o directamente "rajar propagando el chisme"
Es un pecado toda vez que vulnera los derechos de otras personas y se cae fácilmente en la mentira edulcorada con alguna que otra dosis de envidia.
Aún cuando lo que se cuente, se crea que es verdad y no existan pruebas fehacientes, el sólo hecho de difundirlo es señal de engaño, porque los seres humanos le agregan elementos que hacen que el rumor y el chisme se acreciente como levadura en el pan.
Quien no es capaz de controlar lo que dice respecto de otras personas, fácilmente perderá la tranquilidad y el gozo que produce vivir correctamente.
En muchas ocasiones tenemos que enfrentarnos a personas que no sólo NO se alegran de nuestros éxitos y nuestra forma de vida, sino que le sientan mal, le molesta y nos envidian.
Puede ocurrir en nuestra familia, en el círculo de amistades, en el lugar de trabajo, incluso sin conocerlas personalmente.
Estas personas suelen ser bastante inmaduras emocionalmente o incluso tener una muy baja autoestima, no están satisfechas con su vida y tienen muchas carencias.
Ello les lleva a compararse continuamente con los demás y sentirse insignificante; menos importantes, menos agraciadas, menos inteligentes, menos queridas, menos valoradas y de ahí a envidiarnos va sólo un paso.
Es fácil sentir su mirada de celos, de envidia, de desaprobación pegadas en nuestro "cogote"o sus palabras viperinas sonando en nuestros oídos o guiñándonos un ojo desde cualquier página de Internet.
Lo importante es saber que no debemos sentirnos culpables por ser felices o tener éxito, o lograr el cariño y la aprobación de las personas que nos rodean. No debemos hacerles caso cuando hagan comentarios hirientes. La indiferencia es nuestra mejor arma.
No debemos dejar que nos hagan dudar de si merecemos o no lo que tenemos, lo que nos hemos ganado ya sea un ascenso o el cariño especial de otras personas.
Es posible que cuando no estemos presentes intenten hablar mal de nosotros a los demás, intentando desmontar la imagen positiva que estas personas puedan tener de nosotros.
Hablar mal de otras personas basándose en "comentarios sin fundamento de correveydiles" es una actitud que honra muy poco a quien lo hace, sobre todo si la persona/s de las que habla no están presentes.
Sólo hay dos cosas que se pueden hacer con las personas celosas o envidiosas demostrarles mucha paciencia y comprensión y sobretodo no dejar de ser la persona que somos, de sentirnos orgullosos de lo que hacemos porque nada malo, ilegal o reprobable hay en nuestros actos.
Mantener nuestra autoestima intacta será la labor más importante.
NO SOMOS NOSOTROS LOS QUE DEBEMOS PREOCUPARNOS:
Es la persona envidiosa la que tiene un problema emocional, no dejemos que nos lo cree a nosotros.
"Quien habla mal de los demás, o tiene la vida resuelta o de sus problemas se escapa, … pobres ignorantes, hay de ellos y de sus miserables vidas!"
Es tan importante hablar cuando se debe, como hablar de lo que se conoce. Hablar por hablar puede demostrar una gran ignorancia
La manía de hablar siempre mal y sobre toda clase de asuntos es una prueba de ignorancia y de mala educación, y uno de los grandes azotes del trato humano.
La vida es demasiado corta..... Que pena que la malgastemos hablando mal o contando verdades a medias de personas a las que no conocemos lo más mínimo
Como dijera de manera cómica Tito Maccio Plauto (251—184 a. C.), el autor de comedias latino:
Los que propagan el chisme y los que lo escuchan, todos ellos deberían ser colgados: los propagadores por la lengua, y los oyentes por las orejas.
Maledicencia es sinónimo de calumnia, difamación, engaño, mentira, malicia y vituperio. La forma de lograr que se produzca la maledicencia es divulgando informes falsos, parciales o medias verdades, dando a conocer algún hecho de forma maliciosa o directamente "rajar propagando el chisme"
Es un pecado toda vez que vulnera los derechos de otras personas y se cae fácilmente en la mentira edulcorada con alguna que otra dosis de envidia.
Aún cuando lo que se cuente, se crea que es verdad y no existan pruebas fehacientes, el sólo hecho de difundirlo es señal de engaño, porque los seres humanos le agregan elementos que hacen que el rumor y el chisme se acreciente como levadura en el pan.
Quien no es capaz de controlar lo que dice respecto de otras personas, fácilmente perderá la tranquilidad y el gozo que produce vivir correctamente.
En muchas ocasiones tenemos que enfrentarnos a personas que no sólo NO se alegran de nuestros éxitos y nuestra forma de vida, sino que le sientan mal, le molesta y nos envidian.
Puede ocurrir en nuestra familia, en el círculo de amistades, en el lugar de trabajo, incluso sin conocerlas personalmente.
Estas personas suelen ser bastante inmaduras emocionalmente o incluso tener una muy baja autoestima, no están satisfechas con su vida y tienen muchas carencias.
Ello les lleva a compararse continuamente con los demás y sentirse insignificante; menos importantes, menos agraciadas, menos inteligentes, menos queridas, menos valoradas y de ahí a envidiarnos va sólo un paso.
Es fácil sentir su mirada de celos, de envidia, de desaprobación pegadas en nuestro "cogote"o sus palabras viperinas sonando en nuestros oídos o guiñándonos un ojo desde cualquier página de Internet.
Lo importante es saber que no debemos sentirnos culpables por ser felices o tener éxito, o lograr el cariño y la aprobación de las personas que nos rodean. No debemos hacerles caso cuando hagan comentarios hirientes. La indiferencia es nuestra mejor arma.
No debemos dejar que nos hagan dudar de si merecemos o no lo que tenemos, lo que nos hemos ganado ya sea un ascenso o el cariño especial de otras personas.
Es posible que cuando no estemos presentes intenten hablar mal de nosotros a los demás, intentando desmontar la imagen positiva que estas personas puedan tener de nosotros.
Hablar mal de otras personas basándose en "comentarios sin fundamento de correveydiles" es una actitud que honra muy poco a quien lo hace, sobre todo si la persona/s de las que habla no están presentes.
Sólo hay dos cosas que se pueden hacer con las personas celosas o envidiosas demostrarles mucha paciencia y comprensión y sobretodo no dejar de ser la persona que somos, de sentirnos orgullosos de lo que hacemos porque nada malo, ilegal o reprobable hay en nuestros actos.
Mantener nuestra autoestima intacta será la labor más importante.
NO SOMOS NOSOTROS LOS QUE DEBEMOS PREOCUPARNOS:
Es la persona envidiosa la que tiene un problema emocional, no dejemos que nos lo cree a nosotros.
"Quien habla mal de los demás, o tiene la vida resuelta o de sus problemas se escapa, … pobres ignorantes, hay de ellos y de sus miserables vidas!"
Es tan importante hablar cuando se debe, como hablar de lo que se conoce. Hablar por hablar puede demostrar una gran ignorancia
La manía de hablar siempre mal y sobre toda clase de asuntos es una prueba de ignorancia y de mala educación, y uno de los grandes azotes del trato humano.
La vida es demasiado corta..... Que pena que la malgastemos hablando mal o contando verdades a medias de personas a las que no conocemos lo más mínimo