PERSONAS TÓXICAS - EL ENVIDIOSO
No le cabe en la cabeza que los demás triunfen por haberse sacrificado, haber trabajado con tesón y talento ó simplemente hayan tenido suerte.
En su cabecita están siempre rumiando sobre lo que los otros tienen y él no.
Siembra cizaña en forma de cotilleos llenos de malicia, rumores y críticas infundadas o no (les preocupa mucho más las vidas ajenas que la propia aún cuando esta sea un completo desastre). En su versión más radical, busca directamente destruir a quienes envidia maltratándolos verbalmente y rebajando todos sus logros ante quienes los valoran.
El envidioso no es más que un narcisista con la cabeza hueca que piensa que el que asciende en la vida nunca lo hace por méritos propios, si es en el trabajo es porque es un pelota de los jefes o una ligera de cascos, y así sucesivamente. En el fondo, sin embargo, quien más sufre es precisamente él, que desea ante todo lo que nunca tiene., y lo malo es que el conseguirlo no resuelve su conflicto ni sus problemas.
Al fin y a la postre no es más “que un enfermo”
No le cabe en la cabeza que los demás triunfen por haberse sacrificado, haber trabajado con tesón y talento ó simplemente hayan tenido suerte.
En su cabecita están siempre rumiando sobre lo que los otros tienen y él no.
Siembra cizaña en forma de cotilleos llenos de malicia, rumores y críticas infundadas o no (les preocupa mucho más las vidas ajenas que la propia aún cuando esta sea un completo desastre). En su versión más radical, busca directamente destruir a quienes envidia maltratándolos verbalmente y rebajando todos sus logros ante quienes los valoran.
El envidioso no es más que un narcisista con la cabeza hueca que piensa que el que asciende en la vida nunca lo hace por méritos propios, si es en el trabajo es porque es un pelota de los jefes o una ligera de cascos, y así sucesivamente. En el fondo, sin embargo, quien más sufre es precisamente él, que desea ante todo lo que nunca tiene., y lo malo es que el conseguirlo no resuelve su conflicto ni sus problemas.
Al fin y a la postre no es más “que un enfermo”