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PERSONAS TOXICAS – EL PREPOTENTE
UN PREPOTENTE no tiene capacidad para la autocrítica, porque no ha podido o no ha avanzado en su desarrollo psíquico. Necesita quedar por encima del resto, demostrando que es el más poderoso, se llega a creer que nunca falla. No se conoce bien a sí mismo, porque tiene una parte débil que no acepta, que acaba poniendo todo lo que considera malo a los demás. No acepta la responsabilidad de sus errores porque se siente culpable de no llegar a ser perfecto. Todo sentimiento de culpa hace bajar la autoestima. Sé asusta de las diferencias y tiene rasgos misóginos, racistas y dictatoriales.
Siempre que nos topamos con alguien al que llamamos prepotente suele ser alguien que va en tono chulesco o se cree mejor que el resto de la sociedad, y quiere imponerte su pensamiento a toda costa, sin aceptar que tú puedes tener una idea diferente a la de él.
Lo que no llegamos a pensar muchas veces, que esas personas pueden estar a años luz de una persona segura en sí misma, ya que su nivel de maduración emocional y personal va por delante de la de un prepotente.
UN PREPOTENTE no tiene capacidad para la autocrítica, porque no ha podido o no ha avanzado en su desarrollo psíquico. Necesita quedar por encima del resto, demostrando que es el más poderoso, se llega a creer que nunca falla. No se conoce bien a sí mismo, porque tiene una parte débil que no acepta, que acaba poniendo todo lo que considera malo a los demás. No acepta la responsabilidad de sus errores porque se siente culpable de no llegar a ser perfecto. Todo sentimiento de culpa hace bajar la autoestima. Sé asusta de las diferencias y tiene rasgos misóginos, racistas y dictatoriales.
Siempre que nos topamos con alguien al que llamamos prepotente suele ser alguien que va en tono chulesco o se cree mejor que el resto de la sociedad, y quiere imponerte su pensamiento a toda costa, sin aceptar que tú puedes tener una idea diferente a la de él.
Lo que no llegamos a pensar muchas veces, que esas personas pueden estar a años luz de una persona segura en sí misma, ya que su nivel de maduración emocional y personal va por delante de la de un prepotente.