ALMADENEJOS: Vivo en un pueblo de la Mancha, de cuyo nombre no puedo...

Vivo en un pueblo de la Mancha, de cuyo nombre no puedo ni quiero olvidarme, un pueblo tranquilo tanto como bonito que sus autoridades se empeñan en destrozar. Aquí nací hace mas de 71 años, lugar que abandoné a mis 18 Abriles por motivos de libertad y trabajo. Tal vez por ello siempre le llevé como bandera dentro de mí. Lo añoré como nada en este mundo. Mis sueños siempre fueron volver a mis raíces para poder hacer algo por mi tierra y disfrutar con mi gente esos sueños perdidos durante tanto tiempo.

Por fin llegó mi jubilación y el tan ansiado retorno. Fiel a mis creencias, retorné a mis raíces y mis sueños (pensaba se cumplirían). -Disfrutaré de mis raíces de mi pueblo y de su gente...-. ¡QUE EQUIVOCADO ESTABA!. Lo que encontré a mi regreso no se parecía en nada ni a lo que dejé ni a lo que pensaba, TODO SON: ILUSIONES DE HOMBRE POBRE, O LO QUE ES LO MISMO: ¡PEOS DE BURRA VIEJA! (refrán asturiano)

Esta semana pasada he tenido la visita de un sobrino, hijo de una prima hermana mía, al que acompañaba un amigo italiano, arqueólogo para más seña, que durante dos días ha tenido que aguantar mi verborrea, mis inquietudes y mis pensamientos, cosa que ha hecho con mucha prudencia y paciencia. Hombre prudente de pocas palabras, por eso, son como losas certeras cuando las pronuncia. En la sobremesa de la comida, antes de despedirse, le tocó el turno al debate sobre la política del pueblo (siempre pasa lo mismo, tres hombres dialogando, al final se termina hablando de mujeres o política). Me puse a contar las ultimas elecciones; mi consabida creencia, - “no hay partidos, solo se usan para los intereses propios, hay clanes familiares que se aprovechan de ellos, la forma de prometer cosas que no se cumplen, como tocan arrebato a la hora de votar para defender sus privilegios, sus puestos de trabajo, el reparto de estos, e intereses, cumpliendo solo las promesas secretas para asegurarse otra vez sus votos en las próximas elecciones...”-. Su respuesta corta y rotunda, como una losa, me dejó aplastado y sorprendido: “SERAFÍN, ESO EN ITALIA SE LLAMA MAFIA”. No conozco Italia ni su política. Sí he oído hablar de su Mafia y, por ello, no puedo dejar de preguntarme: ¿SERÁ VERDAD SU RESPUESTA?, ¿CUAL SERÁ SU CONSECUENCIA?. Estás preguntas las dejo en el aire para que sean reflexionadas y analizadas debidamente, cada cual a su modo y según sus entendederas.