En un lugar de la mancha, de cuyo nombre no debo, ni quiero acordarme, existía un pueblo pequeño, lleno de sierras y cerros, que tenia una muralla (de la que nadie se ocupaba) llamada: “EL CERCO” y que bien podríamos llamarle, la “CIUDAD SIN LEY”
Sus autoridades, así lo fomentaban, con el aplauso de muchos habitantes, que por intereses personales les venia bien. Mancillando así, el buen nombre de tan bonito pueblo.
Esta situación recordaba a las películas del lejano Oeste, donde el Sheriff, y el Juez, eran los primeros que incumplían la Ley, e imponían la suya propia a sus ciudadanos, incluso recurriendo a la coacción y las amenazas, de manera que solo quedaban dos acciones; O te sometías a su dictadura, o te enfrentabas a ellos, tropezándote así, a la Ley del embudo; Lo ancho para mi y lo estrecho para ti.
Los chanchullos, estaban a la ordenes del día; No se rendían cuantas, a la oposición, ni a sus habitantes, lógicamente, no todos los ciudadanos estaban conforme con esta situación, pero muy pocos se atrevían a expresar su opinión en publico, se limitaban a los comentarios en corrillos, sin que transcendiera en documentos, ni denuncias, hasta que uno, sometido a muchas presiones, decide poner las cosas en su sitio, enfrentarse a todas estas irregularidades con todas las consecuencias, enfrentándose al Sheriff, y sus secuaces, en inferioridad de condiciones, recordando otra vez, a las viejas películas del referido oeste.
Su discurso, a todo el que quería oírle, era sencillo, pero comprensible, solía decir, refiriéndose a los chanchullos políticos: A mí no me molesta, que regalen trajes, ni caballos, ni siquiera, que coloquen a sus hijos y conocidos, lo que sí me molesta, son las contraprestaciones y favores que algunos políticos y Alcaldes dan a cambio, a los empresarios “dadivosos” por que como ciudadano me perjudican. Seguía explicándose, para que le entendieran bien: No me molesta que regalen trajes, ni caballos, ni siquiera que coloquen a sus hijos, lo que me molesta es que no expliquen la colaboración de mi Ayuntamiento en las corridas de toros de las fiestas, o el reparto de vales de cubatas a costa de todos, la comida de autoridades en las fiestas, estas comilonas a costa de todos solo servían para el peloteo y facilitar el favoritismo, el empleo de las maquinas de la Mancomunidad, en fincas particulares. También refería, como se hacían las cosas al revés, con la expresión de: este es el pueblo donde se hacen Casas en las Plazas, y Plazas en las Casas, el punto limpio en el sitio más visible, nadie se ocupa de los parados. Remataba diciendo: Me molesta que mi pueblo este abandonado, dejado de la mano de Dios, donde el Ayuntamiento te cobra servicios que no presta y que podrían acarrear sanciones fuertes que tendríamos que pagar todos, a la vez que cometen delito Ecológico, que los caminos Rurales estén cerrados con candados, ¿por qué, y a cambio de que? con todo esta desidia, decía, es con lo que no puedo estar conformé, ni dar el visto bueno, como si no pasara nada, NO, no quiero ser culpable con mi silencio, por que se es culpable, por activa, o por pasiva, y esto conmigo no.
Siempre preguntaba a su interlocutor, le gustará, o no, ¿QUEDAN CLAROS MIS MOTIVOS? Pues eso..
Y se marchaba murmurando; ¡Que razón llevaba mi amigo "el Rojo" que bien los conocía!
Sus autoridades, así lo fomentaban, con el aplauso de muchos habitantes, que por intereses personales les venia bien. Mancillando así, el buen nombre de tan bonito pueblo.
Esta situación recordaba a las películas del lejano Oeste, donde el Sheriff, y el Juez, eran los primeros que incumplían la Ley, e imponían la suya propia a sus ciudadanos, incluso recurriendo a la coacción y las amenazas, de manera que solo quedaban dos acciones; O te sometías a su dictadura, o te enfrentabas a ellos, tropezándote así, a la Ley del embudo; Lo ancho para mi y lo estrecho para ti.
Los chanchullos, estaban a la ordenes del día; No se rendían cuantas, a la oposición, ni a sus habitantes, lógicamente, no todos los ciudadanos estaban conforme con esta situación, pero muy pocos se atrevían a expresar su opinión en publico, se limitaban a los comentarios en corrillos, sin que transcendiera en documentos, ni denuncias, hasta que uno, sometido a muchas presiones, decide poner las cosas en su sitio, enfrentarse a todas estas irregularidades con todas las consecuencias, enfrentándose al Sheriff, y sus secuaces, en inferioridad de condiciones, recordando otra vez, a las viejas películas del referido oeste.
Su discurso, a todo el que quería oírle, era sencillo, pero comprensible, solía decir, refiriéndose a los chanchullos políticos: A mí no me molesta, que regalen trajes, ni caballos, ni siquiera, que coloquen a sus hijos y conocidos, lo que sí me molesta, son las contraprestaciones y favores que algunos políticos y Alcaldes dan a cambio, a los empresarios “dadivosos” por que como ciudadano me perjudican. Seguía explicándose, para que le entendieran bien: No me molesta que regalen trajes, ni caballos, ni siquiera que coloquen a sus hijos, lo que me molesta es que no expliquen la colaboración de mi Ayuntamiento en las corridas de toros de las fiestas, o el reparto de vales de cubatas a costa de todos, la comida de autoridades en las fiestas, estas comilonas a costa de todos solo servían para el peloteo y facilitar el favoritismo, el empleo de las maquinas de la Mancomunidad, en fincas particulares. También refería, como se hacían las cosas al revés, con la expresión de: este es el pueblo donde se hacen Casas en las Plazas, y Plazas en las Casas, el punto limpio en el sitio más visible, nadie se ocupa de los parados. Remataba diciendo: Me molesta que mi pueblo este abandonado, dejado de la mano de Dios, donde el Ayuntamiento te cobra servicios que no presta y que podrían acarrear sanciones fuertes que tendríamos que pagar todos, a la vez que cometen delito Ecológico, que los caminos Rurales estén cerrados con candados, ¿por qué, y a cambio de que? con todo esta desidia, decía, es con lo que no puedo estar conformé, ni dar el visto bueno, como si no pasara nada, NO, no quiero ser culpable con mi silencio, por que se es culpable, por activa, o por pasiva, y esto conmigo no.
Siempre preguntaba a su interlocutor, le gustará, o no, ¿QUEDAN CLAROS MIS MOTIVOS? Pues eso..
Y se marchaba murmurando; ¡Que razón llevaba mi amigo "el Rojo" que bien los conocía!