LAS CAMPANAS DE MI PUEBLO ESTÁN TRISTES. Parecen reflejar, o presentir la decadencia del pueblo.
Cuando yo era niño, las tocábamos los monaguillos, y hacíamos competición para ver quien lo hacía mejor, los domingos nos esmerábamos en su repiqueo, dábamos, alegría a todo el pueblo, y no digamos cuando las tocaba el hermano de mi abuela, Rafaela, “el tío “”PEPE” transmitía alegría a campanazos, mucha gente esperaba estos momentos con regocijo, sobre todo el Ángelus de las doce. Qué decir cuando tacaban “Arrebato” conseguía reunir a todo el pueblo en minutos. Sobre todo, transmitían en cada momento lo que querían decir, todos: Niño, y mayores, sabíamos su claro lenguaje.
Ahora; solo transmiten tristeza, a duelo y pena los domingos, un contagio generalizado, parecen presagiar el deterioro continuado del propio pueblo y su decadencia, y lloran, de eso no cabe duda. No dejes, que la melancolía te venza, y recupera tu viejo cantar.
Campanas de mi lugar, tú me quieres bien de veras,
Cantaste cando nací, lloraras cuando yo muera.
Cuando yo era niño, las tocábamos los monaguillos, y hacíamos competición para ver quien lo hacía mejor, los domingos nos esmerábamos en su repiqueo, dábamos, alegría a todo el pueblo, y no digamos cuando las tocaba el hermano de mi abuela, Rafaela, “el tío “”PEPE” transmitía alegría a campanazos, mucha gente esperaba estos momentos con regocijo, sobre todo el Ángelus de las doce. Qué decir cuando tacaban “Arrebato” conseguía reunir a todo el pueblo en minutos. Sobre todo, transmitían en cada momento lo que querían decir, todos: Niño, y mayores, sabíamos su claro lenguaje.
Ahora; solo transmiten tristeza, a duelo y pena los domingos, un contagio generalizado, parecen presagiar el deterioro continuado del propio pueblo y su decadencia, y lloran, de eso no cabe duda. No dejes, que la melancolía te venza, y recupera tu viejo cantar.
Campanas de mi lugar, tú me quieres bien de veras,
Cantaste cando nací, lloraras cuando yo muera.